La carrera por la reelección al frente de Cepyme ha comenzado con un fuerte discurso del actual presidente, Cuerva, quien ha manifestado su intención de mantener la independencia de la organización ante las presiones externas. En un evento reciente en Madrid, Cuerva no dudó en señalar al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, como el responsable de la división interna que afecta a la patronal. Esta crítica se produce en un contexto donde el Gobierno se prepara para aprobar una reducción de jornada laboral, una medida que Cuerva considera perjudicial para las pequeñas y medianas empresas (pymes).
La defensa de la autonomía de Cepyme ha sido uno de los ejes centrales del discurso de Cuerva. Durante su intervención, se cuestionó la posibilidad de que un «funcionario» esté al mando de la organización, sugiriendo que la influencia de Garamendi podría llevar a una falta de representación adecuada de las pymes. «¿Alguien quiere un funcionario al frente de Cepyme, a las órdenes del presidente de la CEOE?», se preguntó Cuerva, enfatizando la necesidad de que Cepyme mantenga su voz propia en el panorama empresarial español.
El evento, que tuvo lugar en un desayuno organizado por Nueva Economía Fórum, contó con la presencia de Isabel Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, quien respaldó a Cuerva, destacando su valentía en la defensa de las pymes. Ayuso subrayó la importancia de que Cepyme tenga un liderazgo fuerte y autónomo, en contraposición a lo que ella considera un conformismo generalizado en otras organizaciones empresariales.
En su discurso, Cuerva también abordó las tensiones internas que han surgido bajo la dirección de Garamendi, argumentando que estas divisiones han facilitado que el Gobierno avance con la reducción de jornada. «No me parece casual que, después de que el presidente de CEOE decidiera públicamente optar por la división en nuestra organización, el Gobierno haya aprovechado para aprobar una norma que estaba en stand by», afirmó Cuerva, sugiriendo que la falta de unidad en el sector empresarial debilita su posición frente al Gobierno.
Además, Cuerva hizo referencia a un manifiesto crítico que Cepyme acordó en julio pasado, el cual, según él, logró retrasar la implementación de la reducción de jornada que se estaba negociando. Este manifiesto marcó un punto de inflexión en la relación entre Cuerva y Garamendi, quien se distanció del tono duro de la crítica que contenía. Cuerva destacó que el manifiesto recibió el apoyo unánime de todas las organizaciones empresariales, excepto de la CEOE, lo que plantea interrogantes sobre la cohesión en el sector.
Las críticas hacia Garamendi y su candidata, Ángela de Miguel, fueron una constante en el discurso de Cuerva. En un tono irónico, cuestionó la necesidad de silenciar la voz de Cepyme, sugiriendo que la CEOE ya tiene suficiente trabajo como para intentar controlar a otras organizaciones. Esta postura refleja una creciente tensión entre las diferentes facciones dentro del empresariado español, donde las pymes buscan hacerse escuchar en un entorno que consideran hostil.
Cuerva no escatimó en críticas hacia el Gobierno, al que calificó como el más hostil de las últimas décadas para las empresas españolas. Esta afirmación resuena con el sentimiento de muchos empresarios que sienten que sus intereses no están siendo adecuadamente representados en las decisiones políticas. La defensa de una Cepyme autónoma y fuerte se presenta como una necesidad imperante para Cuerva, quien busca consolidar su liderazgo en un momento crítico para las pymes.
El evento también fue notable por la ausencia de Garamendi y de su rival, Ángela de Miguel, lo que podría interpretarse como una falta de unidad en la CEOE. En ocasiones anteriores, Cuerva había asistido a presentaciones de su competidora, lo que subraya la creciente polarización entre las diferentes corrientes dentro del empresariado.
A medida que la campaña avanza, Cuerva parece decidido a consolidar su posición como un defensor de las pymes, enfrentándose a las presiones de la CEOE y del Gobierno. Su mensaje de autonomía y resistencia ante las adversidades resuena con muchos empresarios que buscan un liderazgo fuerte y comprometido con sus intereses. La batalla por la presidencia de Cepyme se perfila como un enfrentamiento crucial que podría definir el futuro de las pequeñas y medianas empresas en España.