En un contexto de creciente tensión política y tras la reciente pérdida de su padre, Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno español, ha hecho un llamado contundente al presidente Pedro Sánchez para que impulse un cambio significativo en la dirección de la legislatura. Durante un pleno extraordinario en el Congreso, Díaz expresó que «gobernar no es resistir, es transformar», enfatizando la necesidad de adoptar medidas que respondan a las inquietudes de la ciudadanía y que aborden de manera efectiva la corrupción que ha permeado la política española.
La intervención de Díaz no solo fue un reclamo a la acción, sino también una reflexión sobre la responsabilidad del Gobierno en la lucha contra la corrupción. La vicepresidenta subrayó que el Ejecutivo tiene la obligación de erradicar este problema, que ha costado a cada español aproximadamente 1.300 euros. A lo largo de su discurso, interrumpido en varias ocasiones por protestas de la oposición, Díaz denunció que la corrupción ha sido una constante en la política española, especialmente durante el periodo del bipartidismo, donde se ha normalizado una cultura política basada en el clientelismo y las puertas giratorias.
### La corrupción como un problema estructural
Díaz argumentó que la corrupción no es un fenómeno inevitable, sino que es el resultado de decisiones políticas y de una cultura que ha permitido su proliferación. «Durante décadas, nadie quiso acabar con ella», afirmó, instando a los legisladores a no mirar hacia otro lado. La vicepresidenta insistió en que es fundamental que el Gobierno tome medidas concretas para combatir este flagelo, que no solo afecta la economía, sino que también erosiona la confianza de la ciudadanía en las instituciones.
En su discurso, Díaz también hizo un llamado a la unidad entre las fuerzas progresistas, advirtiendo que la ciudadanía está angustiada ante la posibilidad de que partidos de derecha, como el PP y Vox, asuman el poder. «La ciudadanía no quiere que gobiernen las derechas», afirmó, pidiendo a Sánchez que avance hacia un giro social en la legislatura. Este mensaje resonó especialmente en un momento en que la polarización política en España es más evidente que nunca.
La vicepresidenta recordó la figura de su padre, Suso Díaz, un histórico sindicalista, y utilizó su legado como un símbolo de la lucha por los derechos de los trabajadores y la justicia social. En un momento emotivo, se dirigió al líder del PP, Alberto Núñez Feijoó, afirmando que su padre nunca habría querido que las derechas gobernaran el país. Esta referencia personal no solo humanizó su discurso, sino que también subrayó la importancia de la memoria histórica en la política actual.
### La necesidad de un giro social
Díaz enfatizó que el cambio de rumbo que solicita no es solo una cuestión de estrategia política, sino una necesidad imperiosa para abordar las preocupaciones de la ciudadanía. La vicepresidenta destacó que la angustia de la población no se debe únicamente a la corrupción, sino también a la falta de respuestas efectivas a problemas sociales como el desempleo, la vivienda y la desigualdad. En este sentido, instó a Sánchez a implementar políticas que prioricen el bienestar de las familias y que enfrenten los intereses de los poderosos.
El discurso de Díaz fue recibido con reacciones mixtas en el Congreso, donde la oposición mostró su desacuerdo a través de protestas. Sin embargo, su mensaje de transformación y su llamado a la acción resonaron entre los miembros de su partido y otros grupos progresistas, quienes ven en su liderazgo una oportunidad para revitalizar la agenda social del Gobierno.
La vicepresidenta concluyó su intervención reiterando la urgencia de actuar y de no dejar que la corrupción y la inacción política continúen afectando a la sociedad. Su llamado a la acción no solo busca un cambio en la legislatura, sino también una transformación profunda en la manera en que se ejerce el poder en España. En un momento en que la política española enfrenta desafíos sin precedentes, la voz de Yolanda Díaz se alza como un recordatorio de la importancia de la ética y la responsabilidad en el ejercicio del gobierno.