La sociedad vasca ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, especialmente tras el final de ETA. Este fenómeno ha sido objeto de estudio por Braulio Gómez, director del Deustobarómetro, quien ha analizado la evolución social en Euskadi desde su llegada en 2012. En sus investigaciones, ha destacado cómo la polarización extrema que caracterizaba a la región ha dado paso a una cultura de paz y libertad, marcando un giro notable en la percepción y expresión de las ideas políticas.
### Un Cambio Rápido y Profundo
Desde la finalización de la actividad terrorista de ETA, la sociedad vasca ha vivido un proceso de transformación que ha sorprendido a muchos. Gómez señala que, hace apenas 15 años, Euskadi era un lugar donde la polarización política era tan intensa que se justificaba la violencia como medio para alcanzar fines políticos. Sin embargo, este escenario ha cambiado drásticamente. Hoy en día, la mayoría de los ciudadanos vascos se sienten libres para expresar sus opiniones políticas sin temor a represalias. Según las encuestas, más del 60% de la población se siente cómoda al compartir sus ideas, lo que representa un avance significativo hacia una sociedad más abierta y tolerante.
Este cambio no solo se refleja en la libertad de expresión, sino también en la desaparición de la justificación de la violencia. Gómez enfatiza que la cultura de la no violencia se ha arraigado en la sociedad vasca, lo que ha permitido que la región se asemeje más a otras sociedades europeas, donde el debate político se lleva a cabo sin recurrir a la violencia. Este fenómeno es considerado por muchos como una anomalía histórica que ha sido superada con rapidez.
### La Identidad Vasca en Evolución
A pesar de los cambios en la percepción de la violencia y la polarización, la identidad vasca sigue siendo un tema relevante en el debate público. Aunque el nacionalismo vasco no ha desaparecido, su construcción ha evolucionado. Gómez menciona que, si bien los partidos nacionalistas vascos mantienen una representación significativa en el Parlamento, las razones por las que son elegidos han cambiado. La identidad nacional vasca se está construyendo ahora con ingredientes que trascienden lo cultural y territorial, enfocándose más en aspectos sociales y económicos.
Este cambio en la construcción de la identidad también se refleja en la política. Durante las elecciones vascas, los ciudadanos tienden a votar por partidos nacionalistas como el PNV y EH Bildu, mientras que en las elecciones generales no dudan en apoyar a partidos como el PSOE o Podemos. Esta dualidad en la votación muestra una complejidad en la identidad política de los vascos, que no se limita a un solo enfoque ideológico.
Sin embargo, a pesar de la evolución positiva en la percepción de la violencia y la polarización, Gómez advierte sobre la existencia de un pequeño porcentaje de jóvenes que aún sostienen ideas totalitarias. Aproximadamente un 20% de los jóvenes entre 18 y 25 años se sienten atraídos por ideologías extremas, tanto de la ultraizquierda como de la ultraderecha. A pesar de esto, el 80% de los jóvenes se muestra alejado de estas ideas, lo que sugiere que, aunque persisten ciertos desafíos, la mayoría de la juventud vasca está comprometida con valores democráticos y de respeto hacia las diferencias.
### La Polarización en el Contexto Global
La polarización es un fenómeno que se ha intensificado en muchas democracias occidentales, pero en Euskadi, según Gómez, esta tendencia ha disminuido. A diferencia de otras regiones donde se demoniza al adversario político, en Euskadi se ha logrado un ambiente de respeto y diálogo. Este cambio es considerado un fenómeno histórico, ya que la sociedad vasca ha aprendido a manejar sus diferencias sin recurrir a la violencia o al odio.
Gómez concluye que, aunque la historia de Euskadi está marcada por la violencia y la polarización, el futuro parece más prometedor. La cultura de la paz y la libertad ha tomado un lugar central en la vida política y social, lo que permite a la sociedad avanzar hacia un futuro más cohesionado y respetuoso. La evolución de la identidad vasca y la disminución de la polarización son indicativos de un cambio profundo que podría servir de modelo para otras regiones que enfrentan desafíos similares. La experiencia de Euskadi demuestra que, a pesar de un pasado complicado, es posible construir una sociedad más inclusiva y pacífica.