El panorama empresarial en España ha experimentado un cambio significativo desde la implementación de la nueva ley concursal a finales de 2022. Esta legislación ha permitido que numerosas empresas en dificultades encuentren una segunda oportunidad, priorizando la viabilidad del negocio sobre el simple cobro de deudas. Este nuevo enfoque ha dado lugar a un mercado de reestructuraciones que, aunque antes era impensable, ahora se ha convertido en una realidad palpable. La ley ha facilitado la venta de activos valiosos, que ahora se presentan limpios de reclamaciones judiciales, lo que ha atraído la atención de inversores industriales y financieros.
La transformación del proceso concursal ha sido notable. Ignacio Buil, socio de Cuatrecasas, destaca que “por primera vez estamos viendo un auténtico mercado de reestructuraciones”. Este nuevo marco legal ha permitido que empresas que antes estaban al borde de la quiebra, como Abengoa y Celsa, encuentren soluciones viables a sus problemas financieros. En el caso de Abengoa, sus activos rentables fueron adquiridos por Cox, mientras que Celsa implementó un plan de viabilidad que incluyó la sustitución de sus gestores. Estos ejemplos son solo la punta del iceberg de un fenómeno que está cambiando la forma en que se manejan las crisis empresariales en España.
### La Industria del Salvamento Empresarial
La nueva ley ha dado lugar a la aparición de una industria del salvamento, donde asesores y fondos de inversión están dispuestos a asumir temporalmente la gestión de empresas en crisis. Este enfoque ha sustituido la antigua práctica de negociar únicamente entre la empresa y sus acreedores, que a menudo resultaba en la liquidación. Ignacio Marqués del Pecho, socio de Arcano, señala que “el principal cambio es que la situación de la empresa se analiza desde la perspectiva económica, facilitando el relevo en la gestión y la entrada de dinero nuevo”. Esto ha permitido que muchas empresas en apuros encuentren soluciones más creativas y efectivas.
La ley concursal ha permitido que se aprueben cerca de quinientos planes de reestructuración desde su entrada en vigor. Esto ha sido posible gracias a la posibilidad de extraer activos de calidad sin las cargas de reclamaciones inesperadas, un aspecto que había generado temor entre los inversores. Los administradores concursales han visto su papel transformado, dando paso a actores más sofisticados que buscan maximizar el valor de los activos en lugar de simplemente gestionar la deuda.
La nueva dinámica ha llevado a que algunas de las operaciones más destacadas en el ámbito de fusiones y adquisiciones se realicen a través de reestructuraciones. Los bancos de inversión están ahora incentivando a socios industriales a involucrarse en estas empresas, lo que ha generado un nuevo ecosistema de colaboración entre inversores y empresas en crisis. Sin embargo, el estigma asociado a la quiebra empresarial aún persiste, aunque la ley está comenzando a desestigmatizar la crisis como un fenómeno natural en el ciclo empresarial.
### Desafíos y Oportunidades para el Capital Riesgo
A pesar de las oportunidades que presenta la nueva ley, uno de los grandes retos es motivar a las firmas de capital riesgo españolas a invertir en estos activos. Aunque existe un capital significativo en busca de oportunidades, muchas de estas firmas aún no están acostumbradas a analizar casos de empresas en crisis. Mientras tanto, los fondos de deuda oportunistas, en su mayoría británicos o anglosajones, están adoptando un nuevo rol en la gestión de empresas, asumiendo un enfoque más activo en la administración de los negocios hasta que puedan vender los activos en el momento adecuado.
La ley concursal aún tiene aspectos que necesitan ser refinados, algunos de los cuales dependerán de las sentencias que establezcan precedentes en el futuro. Por ejemplo, es necesario encontrar soluciones para gestionar situaciones en las que surgen múltiples planes de viabilidad competidores, así como normalizar prácticas como el gifting, que implica ofrecer gratificaciones a acreedores específicos para resolver disputas.
En resumen, la nueva ley concursal ha abierto un abanico de posibilidades para las empresas en dificultades en España. La transformación del enfoque hacia la reestructuración y la gestión de crisis está creando un entorno más favorable para la recuperación empresarial. A medida que el mercado se adapta a estas nuevas realidades, es probable que veamos un aumento en la actividad de inversión y una mayor colaboración entre diferentes actores del ecosistema empresarial.