Las labores de rescate en la escuela islámica Al-Khoziny, ubicada en Sidoarjo, Indonesia, han concluido tras una intensa semana de búsqueda. El balance final de víctimas ha aumentado a 67 muertos, según lo informado por las autoridades locales. Este trágico suceso, que tuvo lugar el pasado lunes, ha dejado una profunda huella en la comunidad y ha suscitado preocupaciones sobre la seguridad de las construcciones en el país.
El director de operaciones de la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate (Basarnas), Yudhi Bramantyo, anunció que el número total de víctimas evacuadas asciende a 171, de las cuales 104 sobrevivieron. La noticia de que el número de fallecidos había aumentado de 63 a 67 fue confirmada durante una conferencia de prensa, donde también se destacó que todos los materiales del edificio derrumbado han sido retirados. Sin embargo, no se precisó si aún quedaban personas desaparecidas, aunque se mencionó que menos de una decena seguían sin ser localizadas.
El derrumbe ocurrió mientras aproximadamente 150 estudiantes se reunían para las oraciones de la tarde. Este incidente se ha convertido en la catástrofe más mortífera en Indonesia desde el inicio del año, según declaraciones de Budi Irawan, subdirector de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB). La tragedia ha generado un llamado a la reflexión sobre las condiciones de seguridad en las edificaciones del país, especialmente en un archipiélago donde los desastres naturales son comunes.
### Causas del Colapso y Preocupaciones sobre la Seguridad
Las investigaciones sobre las causas del colapso del edificio han comenzado, y los primeros indicios sugieren que la construcción no cumplía con las normativas de seguridad. Expertos en construcción han señalado que la falta de rigor en la supervisión de las obras es un problema recurrente en Indonesia, lo que plantea serias preocupaciones sobre la integridad de otros edificios en el país.
El día del derrumbe, uno de los vigilantes del internado reportó que el edificio se desplomó mientras los obreros vertían hormigón para levantar una planta adicional. Este tipo de prácticas, que a menudo se realizan sin la debida autorización o supervisión, son un reflejo de la cultura de la construcción en Indonesia, donde la seguridad a menudo se ve comprometida en favor de la rapidez y el costo.
En septiembre, otro incidente similar ocurrió en el oeste de Java, donde al menos tres personas murieron y decenas resultaron heridas tras el colapso de un edificio que albergaba una sala de oración. Estos eventos han llevado a un creciente clamor por reformas en las regulaciones de construcción y un mayor control sobre las obras en el país.
### Respuesta de las Autoridades y el Futuro de la Construcción en Indonesia
La respuesta de las autoridades ha sido rápida, con un enfoque en la recuperación de las víctimas y la identificación de los cuerpos. Hasta ahora, solo 17 de los fallecidos han sido identificados por la unidad de identificación de víctimas de catástrofes de la policía. La falta de información clara sobre el número de desaparecidos ha generado incertidumbre y angustia entre las familias afectadas.
Las autoridades han prometido investigar a fondo las causas del derrumbe y tomar medidas para evitar que tragedias similares ocurran en el futuro. Sin embargo, la implementación de cambios significativos en las normativas de construcción puede ser un proceso lento, especialmente en un país donde la corrupción y la falta de recursos son problemas persistentes.
La comunidad local ha expresado su dolor y frustración ante la tragedia, exigiendo justicia y una mayor responsabilidad por parte de los constructores y las autoridades. La tragedia en la escuela Al-Khoziny es un recordatorio doloroso de la necesidad de priorizar la seguridad en la construcción y de garantizar que se sigan las normativas adecuadas para proteger a los ciudadanos.
A medida que Indonesia enfrenta el desafío de mejorar sus estándares de construcción, la tragedia de Sidoarjo podría ser un catalizador para el cambio. La esperanza es que, a través de la presión pública y la acción gubernamental, se logren reformas que aseguren que las futuras edificaciones sean seguras y resistentes, protegiendo así a las generaciones venideras de desastres similares.