Un trágico incidente ocurrió en el famoso complejo de templos de Angkor Wat en Camboya, donde tres personas perdieron la vida y varias más resultaron heridas tras ser alcanzadas por un rayo. Este suceso tuvo lugar el viernes por la tarde, cuando un grupo de visitantes se refugió cerca del templo principal, que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La noticia ha conmocionado tanto a la población local como a los turistas que visitan este icónico sitio.
La llegada de ambulancias fue capturada en un video que circuló en redes sociales, mostrando a testigos y personal del lugar ayudando a evacuar a los heridos. Las imágenes posteriores revelaron a varias personas recibiendo atención médica en un hospital cercano. A pesar de la gravedad del incidente, las autoridades camboyanas no han emitido un comunicado oficial, lo que ha generado especulaciones y preocupación entre la población.
El ministro de Turismo de Camboya, Hout Hak, se pronunció al respecto al día siguiente, pidiendo a la población que eliminara las publicaciones sobre el suceso, argumentando que la difusión de “información negativa” podría afectar el sector turístico del país. Esta solicitud ha sido vista por muchos como un intento de controlar la narrativa en torno al incidente, en un contexto donde el gobierno de Camboya, bajo el liderazgo del primer ministro Hun Manet, ha sido criticado por su manejo de la libertad de expresión y la represión de la disidencia.
Las víctimas del rayo fueron identificadas como un hombre de 34 años y una mujer de 52, ambos camboyanos. La Cruz Roja de Camboya ha proporcionado asistencia a las familias de las víctimas, aunque se ha negado a ofrecer más detalles sobre el incidente. Un funcionario que habló bajo condición de anonimato confirmó la muerte de las tres personas, lo que subraya la gravedad de la situación.
Angkor Wat, conocido por su impresionante arquitectura y su rica historia, es la atracción turística más emblemática de Camboya, recibiendo alrededor de 2,5 millones de visitantes al año. Este sitio, que se extiende por aproximadamente 400 kilómetros cuadrados, alberga las ruinas de las antiguas capitales del Imperio Jemer, que floreció entre los siglos IX y XV. La UNESCO lo considera uno de los sitios arqueológicos más importantes del sudeste asiático, lo que resalta su relevancia cultural y turística.
Camboya ha estado trabajando en el desarrollo de la zona de Angkor para atraer a más turistas, incluyendo la reciente inauguración de un nuevo aeropuerto en la cercana ciudad de Siem Reap, financiado por China con una inversión de 1.100 millones de dólares. Sin embargo, este desarrollo ha generado críticas por el traslado de unas 10.000 familias que vivían en asentamientos informales en la zona de Angkor Wat. Las autoridades han afirmado que estos traslados son voluntarios, pero organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, han cuestionado la veracidad de esta afirmación, sugiriendo que las reubicaciones no son tan voluntarias como se afirma.
El incidente del rayo ha puesto de relieve no solo los peligros de las condiciones climáticas en la región, sino también las tensiones sociales y políticas que enfrenta Camboya. La falta de transparencia por parte del gobierno en la gestión de la información y la represión de la libertad de expresión han llevado a un clima de desconfianza entre la población. Las autoridades, en lugar de abordar las preocupaciones de la comunidad, parecen más interesadas en proteger la imagen del país como un destino turístico seguro y atractivo.
La tragedia en Angkor Wat es un recordatorio de la fragilidad de la vida y de cómo un momento de distracción puede tener consecuencias devastadoras. A medida que el país se esfuerza por recuperarse de esta tragedia, es crucial que se priorice la seguridad de los visitantes y se garantice que se tomen las medidas adecuadas para prevenir futuros incidentes. La comunidad internacional y los turistas deben estar atentos a la situación en Camboya, especialmente en un contexto donde la libertad de expresión y los derechos humanos están bajo constante amenaza. La historia de Angkor Wat, rica en cultura y patrimonio, no debe verse empañada por la falta de transparencia y el control gubernamental sobre la información.