El Gobierno de China ha manifestado su firme oposición a las recientes amenazas comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien anunció la posibilidad de imponer aranceles adicionales del 50% a las importaciones chinas. Esta medida, que podría elevar el total de aranceles a un 104%, se produce en respuesta a la decisión de Pekín de aplicar un arancel del 34% sobre productos estadounidenses, anunciado el pasado viernes como represalia a las políticas proteccionistas de la administración Trump.
Un portavoz del Ministerio de Comercio de China ha declarado que el país adoptará contramedidas para proteger sus intereses y ha enfatizado que «luchará hasta el final». Esta postura refleja la creciente tensión entre ambas naciones, que se encuentran en medio de una guerra comercial que ha escalado en los últimos meses. El portavoz también ha calificado las acciones de Estados Unidos como una práctica de «intimidación unilateral» y ha subrayado que las contramedidas de China son legítimas y necesarias para salvaguardar su soberanía y seguridad.
La amenaza de Trump se produjo en un contexto en el que el presidente estadounidense había anunciado previamente la imposición de aranceles del 34% sobre las importaciones chinas, una medida que se suma a los aranceles del 20% que ya estaban en vigor. Esta escalada de aranceles ha sido interpretada como un intento de Trump de presionar a China para que cambie sus políticas comerciales, que considera desleales.
En su mensaje a través de la red social Truth Social, Trump advirtió que si China no retira su arancel del 34% antes del 8 de abril de 2025, Estados Unidos procederá a imponer los aranceles adicionales. Además, el presidente estadounidense ha indicado que se suspenderán todas las conversaciones con China sobre futuras reuniones, lo que podría complicar aún más las relaciones entre ambos países.
El Ministerio de Finanzas de China ha respondido a estas amenazas, recordando que las medidas de Trump son incompatibles con las normas del comercio internacional y que perjudican tanto a los intereses de Estados Unidos como al desarrollo económico global. En este sentido, el Gobierno chino ha instado a Estados Unidos a corregir sus prácticas erróneas y a resolver las diferencias a través de un diálogo basado en el respeto mutuo.
La situación actual ha llevado a los analistas a prever un impacto significativo en los mercados globales, ya que la incertidumbre sobre la guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo podría afectar la estabilidad de la cadena de suministro y el comercio internacional. El Ibex 35, por ejemplo, experimentó un rebote de más del 1% en la apertura tras la remontada de las Bolsas asiáticas, lo que sugiere que los inversores están atentos a las fluctuaciones en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China.
A medida que la guerra comercial se intensifica, las repercusiones podrían extenderse más allá de las fronteras de ambos países, afectando a economías de todo el mundo. La comunidad internacional observa con preocupación cómo estas tensiones podrían influir en el crecimiento económico y la estabilidad del mercado global.
En resumen, la respuesta de China a las amenazas de Trump subraya la complejidad de las relaciones comerciales entre ambas naciones y la posibilidad de una escalada en la guerra comercial. Con ambos países adoptando posturas firmes, el futuro de las negociaciones comerciales y la cooperación económica se presenta incierto, lo que podría tener consecuencias de largo alcance para la economía mundial.