La empresa española Telefónica está considerando la posibilidad de recortar su dividendo, una decisión que ha sido reportada por fuentes cercanas a la compañía y que busca alinearse con las prácticas de otras operadoras europeas. Este movimiento no solo tiene implicaciones para los accionistas, sino que también refleja un cambio estratégico más amplio en la forma en que la empresa planea operar en un entorno de telecomunicaciones en constante evolución.
### Un cambio necesario en la política de dividendos
Telefónica ha mantenido históricamente una de las rentabilidades por dividendo más altas entre las telecomunicaciones europeas, con un objetivo de rentabilidad del 6,6% para los años 2025 y 2026. Sin embargo, la compañía está considerando reducir este objetivo a aproximadamente un 4,8% para este año y un 5,2% para el siguiente. Esta decisión se ha discutido con los principales accionistas, incluyendo entidades como la SEPI, Criteria y la saudí STC. La intención detrás de este recorte es liberar liquidez que puede ser reinvertida en áreas estratégicas, como la ciberseguridad y la defensa, donde Telefónica busca aumentar su presencia.
El dividendo ha sido una de las características distintivas de Telefónica, habiendo sido afectado en solo tres ocasiones en su historia: un recorte en 1998, una suspensión en 2012 y una reducción temporal en 2020. Sin embargo, el contexto actual, marcado por la necesidad de fortalecer el balance financiero y adaptarse a un entorno competitivo, ha llevado a la dirección de la empresa a considerar este ajuste.
### La visión de futuro de Telefónica
Marc Murtra, quien asumió la presidencia de Telefónica a principios de este año, tiene la tarea de presentar un nuevo plan estratégico que se dará a conocer el 4 de noviembre. Este plan no solo se centrará en la política de dividendos, sino que también abordará la necesidad de consolidación en el sector de telecomunicaciones en Europa. Murtra ha expresado la urgencia de que las autoridades europeas flexibilicen las regulaciones para permitir una mayor consolidación, lo que podría ser clave para la sostenibilidad y crecimiento de la empresa en el futuro.
Uno de los principales desafíos que enfrenta Telefónica es la reducción de su deuda, que a mediados de este año alcanzaba los 27.610 millones de euros en términos netos. Para abordar este problema, la compañía ha estado desinvirtiendo en varias filiales en América Latina, incluyendo Argentina, Perú, Colombia y Uruguay. Recientemente, Telefónica cerró la venta de su filial en Ecuador a Millicom por 329 millones de euros, lo que representa un paso más en su estrategia de desinversión para mejorar su situación financiera.
La transformación de Telefónica no solo se limita a la reestructuración de su deuda y la política de dividendos. La empresa también está buscando diversificarse en áreas de alto crecimiento, como la ciberseguridad, un sector que ha visto un aumento significativo en la demanda debido a la creciente preocupación por la seguridad digital. Este enfoque en la diversificación es crucial para que Telefónica no solo mantenga su relevancia en el mercado, sino que también se posicione como un líder en nuevas áreas de negocio.
En resumen, la reconsideración de la política de dividendos de Telefónica es un reflejo de un cambio más amplio en la estrategia de la empresa. Con un enfoque en la consolidación, la reducción de deuda y la diversificación hacia sectores emergentes, Telefónica está buscando adaptarse a un entorno de telecomunicaciones que está en constante cambio. La presentación del nuevo plan estratégico por parte de Marc Murtra será un momento clave para la empresa y sus accionistas, ya que delineará la dirección futura de Telefónica en un mercado cada vez más competitivo.
 
									 
					