La industria automotriz se encuentra en un momento crítico, y Stellantis, el conglomerado que agrupa marcas como Fiat, Jeep y Peugeot, no es la excepción. En el primer semestre de 2025, la compañía reportó pérdidas de 2.300 millones de euros, una cifra alarmante que contrasta drásticamente con las ganancias de 5.600 millones del mismo periodo del año anterior. Este desplome en los resultados se debe a una combinación de factores, entre los que destacan los aranceles impuestos por Estados Unidos y una crisis interna que ha llevado a la empresa a replantear su estrategia de negocio.
**Impacto de los aranceles y la reestructuración**
Los aranceles impuestos por el gobierno estadounidense han tenido un efecto negativo significativo en las finanzas de Stellantis. La compañía estima que estos aranceles le han costado alrededor de 300 millones de euros, lo que ha contribuido a la caída de sus ingresos, que se situaron en 74.300 millones de euros, un descenso del 13% en comparación con el año anterior. Además, la empresa ha tenido que enfrentar gastos extraordinarios de 3.300 millones de euros relacionados con su reestructuración, la cancelación de programas y la adaptación a la legislación europea sobre emisiones.
La situación se complica aún más con la disminución en la producción y las entregas de vehículos. En el segundo trimestre, Stellantis entregó 1,45 millones de unidades, lo que representa un descenso del 6%. En el mercado norteamericano, la caída fue aún más pronunciada, con una reducción del 25% en las ventas, alcanzando solo 322.000 unidades. Este descenso se atribuye a la reducción en la fabricación y a las menores importaciones debido a los aranceles.
En Europa, el principal mercado de la compañía, las entregas también cayeron un 6%, con 722.000 unidades entregadas en el segundo trimestre. La empresa ha señalado que estos resultados se deben a «factores de transición», que incluyen el lanzamiento de nuevos modelos y la adaptación de sus fábricas. Sin embargo, no todo son malas noticias; Stellantis ha encontrado un respiro en Sudamérica, donde las ventas crecieron un 20%, alcanzando 260.000 unidades, y en Oriente Medio y África, donde el aumento fue del 30%, con 125.000 unidades vendidas.
**Nuevos liderazgos y estrategias de futuro**
La situación actual de Stellantis ha llevado a la compañía a una etapa de renovación, especialmente tras la salida de su anterior consejero delegado, Carlos Tavares. En su lugar, Antonio Filosa ha asumido el liderazgo con la misión de revertir la situación financiera de la empresa. Filosa se enfrenta a un desafío monumental, ya que la compañía ha retirado sus previsiones para el año, lo que refleja la incertidumbre que rodea a sus operaciones.
A pesar de los desafíos, Stellantis ha anunciado que espera que los nuevos lanzamientos de vehículos generen mayores beneficios en la segunda mitad del año. Sin embargo, la compañía también ha tomado la decisión de poner fin al desarrollo de vehículos de hidrógeno, lo que indica un cambio en su enfoque estratégico hacia tecnologías más convencionales o alternativas.
La empresa tiene planes ambiciosos, incluyendo la construcción de una fábrica de baterías en Zaragoza, en colaboración con CATL, que requerirá una inversión de 4.000 millones de euros. Esta iniciativa es parte de un esfuerzo más amplio para adaptarse a las nuevas demandas del mercado y a las regulaciones ambientales cada vez más estrictas.
En resumen, Stellantis se encuentra en un momento de transformación y adaptación. La combinación de aranceles, reestructuración interna y cambios en la dirección ejecutiva han llevado a la compañía a enfrentar pérdidas significativas. Sin embargo, la empresa también está explorando nuevas oportunidades y estrategias que podrían ayudarla a recuperarse en un futuro cercano. La industria automotriz está en constante evolución, y el éxito de Stellantis dependerá de su capacidad para adaptarse a estos cambios y responder a las demandas del mercado.