Las Juntas Generales de Gipuzkoa han comenzado su primer Pleno de Política General del nuevo curso político con un emotivo minuto de silencio en memoria de las víctimas del conflicto en Gaza. Este gesto, que reunió a todos los partidos con representación, refleja la creciente preocupación y solidaridad hacia el pueblo palestino en un momento crítico de su historia.
La diputada general, Mendoza, fue la voz que destacó la gravedad de la situación en Gaza, donde se reporta que más de 65.000 personas han perdido la vida, la mayoría de ellas civiles, incluidos mujeres y niños. Mendoza no solo lamentó la pérdida de vidas, sino que también cuestionó la falta de respuesta efectiva de la comunidad internacional ante lo que ella calificó como un genocidio. «¿Hasta dónde puede llegar el Gobierno de Netanyahu?», se preguntó, enfatizando que el derecho internacional y la dignidad humana parecen estar siendo ignorados en este conflicto.
El acto de hoy se suma a una serie de manifestaciones y gestos de apoyo que han tenido lugar en diversas instituciones y espacios públicos en las últimas semanas. Ayer, por ejemplo, representantes de la Universidad del País Vasco (EHU) se concentraron en sus campus para denunciar el sufrimiento del pueblo palestino y rechazar el apartheid que, según ellos, está siendo practicado por el Gobierno israelí en Gaza y Cisjordania. En sus declaraciones, hicieron un llamado a la aplicación del derecho internacional humanitario para permitir la entrada de ayuda humanitaria en la región.
La apertura del curso político en el Parlamento Vasco también fue escenario de un gesto similar, donde el lehendakari Imanol Pradales expresó su indignación ante la violencia y el sufrimiento que se vive en Gaza. «Estamos enfurecidos, cansados y hartos. Esta violencia nos genera dolor, rabia e impotencia», manifestó, reflejando así el sentir de muchos ciudadanos que siguen de cerca la situación en la región.
La situación en Gaza ha sido objeto de atención internacional, y las voces que claman por una solución pacífica y justa se multiplican. Mendoza, en su intervención, también exigió la liberación inmediata de los israelíes secuestrados por Hamás, subrayando la necesidad de poner fin al sufrimiento de ambas partes y permitir que los palestinos puedan reconstruir sus vidas con la ayuda internacional necesaria.
En este contexto, es importante recordar que el conflicto en Gaza no es solo un problema político, sino una crisis humanitaria que afecta a millones de personas. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de actuar y buscar soluciones que garanticen la paz y la dignidad de todos los involucrados. Las palabras de Mendoza resuenan como un llamado a la acción: «Espero que la historia ponga a Netanyahu en su lugar y que, más pronto que tarde, se detenga la masacre y comparezca ante un tribunal, condenado como principal responsable de un genocidio».
Este tipo de actos simbólicos, como el minuto de silencio en las Juntas Generales, son esenciales para mantener viva la memoria de las víctimas y para recordar a los responsables que la comunidad global está observando. La solidaridad mostrada por los junteros es un paso hacia la concienciación y la búsqueda de justicia en un mundo donde la violencia parece ser la respuesta más común a los conflictos.
La situación en Gaza sigue siendo crítica, con informes de hospitales destruidos, escasez de alimentos y recursos básicos, y un ambiente de miedo y desesperanza. La comunidad internacional debe unirse para presionar por un alto el fuego y por el respeto de los derechos humanos en la región. La historia nos enseña que la paz no se logra a través de la violencia, sino mediante el diálogo y el entendimiento mutuo.
En este sentido, el gesto de las Juntas Generales de Gipuzkoa es un recordatorio de que la política no debe estar desconectada de la realidad humana. Cada vida perdida en Gaza es una tragedia que debe ser reconocida y lamentada. La esperanza es que, a través de la solidaridad y la acción colectiva, se pueda encontrar un camino hacia la paz y la reconciliación en esta región tan golpeada por el conflicto.