Omar El Akkad, un autor y periodista nacido en Egipto y criado en Qatar, ha compartido su perspectiva sobre la situación en Gaza y su impacto en la percepción de las instituciones occidentales. Su libro, «Algún día todo el mundo habrá querido estar siempre en contra», se convierte en un testimonio de su desilusión con el sistema liberal que alguna vez idealizó. En este artículo, exploraremos sus reflexiones sobre la guerra en Gaza, la complicidad de las democracias occidentales y la respuesta de los gobiernos árabes.
### La desilusión con las instituciones occidentales
El Akkad recuerda su infancia, cuando veía a Estados Unidos como un símbolo de libertad. Sin embargo, su experiencia como periodista lo llevó a confrontar la dura realidad de las injusticias que ocurren en el mundo. La guerra en Gaza marcó un punto de inflexión en su vida, donde la complicidad de las democracias occidentales con Israel se convirtió en un factor decisivo en su pérdida de fe. El autor menciona el impacto emocional que tuvo en él escuchar el desgarrador testimonio de una niña suplicando por su vida mientras su vehículo era atacado. Esta experiencia, junto con la cobertura de conflictos como Guantánamo y Afganistán, lo llevó a concluir que la guerra en Gaza es diferente por su intimidad e inmediatez.
El Akkad critica la hipocresía de las instituciones occidentales, que parecen reaccionar con rapidez ante situaciones de conflicto en otros lugares, como Ucrania, mientras que en Gaza la respuesta es el silencio. Esta doble moral lo ha llevado a cuestionar su propia complicidad, ya que la guerra se financia con sus impuestos. La frustración se hace evidente cuando señala que, a pesar de que el Partido Demócrata es su única opción política en Estados Unidos, su respuesta a la crisis en Gaza ha sido insatisfactoria y decepcionante.
### La tibieza de los gobiernos árabes
El Akkad también aborda la falta de acción de los gobiernos árabes en relación con la situación en Gaza. A pesar de que ha perdido el respeto por estos gobiernos, reconoce que muchos de ellos han intentado proponer soluciones que garanticen la seguridad de Israel a cambio del reconocimiento de un Estado palestino, propuestas que han sido sistemáticamente rechazadas. La represión en el mundo árabe ha llevado a una falta de apoyo a la población palestina, lo que ha generado un sentimiento de rabia entre la gente común.
El autor destaca la importancia del lenguaje en el conflicto, señalando que términos como «daño colateral» y «guerra contra Hamas» son utilizados para confundir y desviar la atención de la realidad de la violencia que se ejerce sobre los civiles. La renuencia de las naciones poderosas a utilizar la palabra «genocidio» en el contexto de Gaza es un reflejo de la falta de compromiso con las obligaciones que esta conlleva. El Akkad argumenta que la situación actual encaja perfectamente con la definición de genocidio, y que la falta de acción y respuesta ante esta realidad tendrá repercusiones a largo plazo.
El autor también reflexiona sobre la autocensura en Estados Unidos, donde el miedo a hablar sobre Gaza ha llevado a un ambiente de silencio. Sin embargo, a pesar de su desilusión con las instituciones, El Akkad ha encontrado esperanza en las personas que se atreven a hablar y a arriesgarlo todo por la causa palestina. Su libro, aunque no promete cambiar el mundo, ha creado un espacio para que otros puedan expresar sus pensamientos y sentimientos sobre la situación en Gaza, lo que él considera un logro significativo.
En un contexto donde la violencia y la represión son evidentes, El Akkad se enfrenta a la realidad de que su voz puede ser silenciada. Sin embargo, su compromiso con la verdad y su deseo de ser un testigo de la historia lo impulsan a seguir adelante. La lucha por la justicia y la verdad en medio de la adversidad es un tema recurrente en su obra, y su perspectiva ofrece una mirada crítica sobre la complejidad del conflicto en Gaza y la respuesta de la comunidad internacional.
A medida que la situación en Gaza continúa evolucionando, las reflexiones de Omar El Akkad nos invitan a cuestionar nuestras propias creencias y la responsabilidad que tenemos como ciudadanos del mundo. Su llamado a la acción y a la reflexión es un recordatorio de que, a pesar de la desilusión, siempre hay espacio para la esperanza y el cambio.