La isla de Poveglia, ubicada en la laguna de Venecia, ha sido históricamente un lugar de connotaciones sombrías. Durante el periodo de la Serenísima República, ser enviado a Poveglia era sinónimo de recibir un diagnóstico fatal, generalmente relacionado con la peste. Los venecianos de antaño sabían que este destino significaba el final de sus días, ya que la isla se utilizaba como un cementerio para aquellos que padecían enfermedades incurables. Sin embargo, en un giro inesperado, Poveglia está a punto de experimentar una transformación radical que cambiará su significado para los venecianos contemporáneos.
Desde este verano, la isla será gestionada por la plataforma Poveglia per Tutti, que ha ganado la puja por su administración. Este nuevo proyecto tiene como objetivo convertir Poveglia en un parque natural exclusivo para residentes, lo que significa que estará vedado para el turismo durante seis años. Esta decisión surge en un contexto donde Venecia, que recibe anualmente a 30 millones de turistas, ha estado lidiando con los efectos negativos de la masificación turística. La boda de Jeff Bezos, celebrada en la ciudad, puso de manifiesto los problemas que enfrenta Venecia, mostrando cómo la ciudad se ha convertido en un escenario para eventos de alto perfil, pero también en un lugar donde los residentes luchan por mantener su calidad de vida.
La plataforma Poveglia per Tutti ha logrado obtener el control de la isla en una dura batalla contra el Ayuntamiento veneciano, que tenía planes de urbanizar el área. El arrendamiento de la isla se ha fijado en mil euros anuales, aunque se requerirán grandes inversiones para restaurar la infraestructura, ya que Poveglia carece de servicios básicos como electricidad y agua corriente. Para financiar este ambicioso proyecto, la plataforma lanzó una iniciativa viral llamada “99 euros por 99 años”, que ha conseguido reunir más de 450.000 euros de casi 5.000 contribuyentes. Este capital permitirá a la plataforma no solo gestionar la isla, sino también renovar el arrendamiento en 2031, asegurando así su control a largo plazo.
La Universidad de Verona también jugará un papel crucial en este proyecto, supervisando el impacto ambiental y social de las actividades en la isla. El objetivo es convertir Poveglia en un “parque urbano lagunar” que respete el ecosistema y los elementos paisajísticos que caracterizan la laguna veneciana. Este enfoque busca no solo revitalizar la isla, sino también ofrecer un espacio donde los residentes puedan disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad, alejados del bullicio turístico que caracteriza a Venecia.
La transformación de Poveglia es un ejemplo de cómo las comunidades pueden tomar medidas para recuperar espacios que han sido históricamente marginados o mal utilizados. Al convertir la isla en un parque natural, los venecianos están dando un paso hacia la sostenibilidad y la preservación de su patrimonio cultural y ambiental. Este proyecto no solo beneficiará a los residentes actuales, sino que también sentará un precedente para futuras iniciativas que busquen equilibrar el turismo con la calidad de vida de los habitantes locales.
La historia de Poveglia es un recordatorio de que incluso los lugares con un pasado oscuro pueden renacer y convertirse en espacios de esperanza y comunidad. A medida que la plataforma Poveglia per Tutti comienza a implementar sus planes, la isla se prepara para recibir a aquellos que buscan un refugio en una Venecia menos afectada por el turismo. Las primeras medidas que se tomarán incluyen la restauración de la infraestructura básica, como la instalación de electricidad y agua, así como la creación de un muelle adecuado para el desembarco de visitantes locales.
Este cambio en la gestión de Poveglia también refleja una tendencia más amplia en Venecia y otras ciudades turísticas del mundo, donde los residentes están comenzando a reclamar su espacio y su derecho a vivir en un entorno que no esté dominado por el turismo masivo. La lucha por Poveglia es, en última instancia, una lucha por la identidad y la calidad de vida de los venecianos, que buscan preservar su cultura y su entorno en un mundo cada vez más globalizado y comercializado. La isla, que una vez fue un símbolo de muerte y desesperación, ahora se está convirtiendo en un faro de esperanza y renovación para la comunidad veneciana.