En un mundo donde la urbanización avanza a pasos agigantados, un grupo de jóvenes emprendedores está reescribiendo la narrativa del campo en Bizkaia. Antonio Lovelli y Antoine Latour, un arquitecto italiano y un veterinario vasco-francés, respectivamente, han decidido dejar atrás sus carreras urbanas para dedicarse a la agricultura. Sus proyectos, que se centran en la producción de hongos y hortalizas, no solo representan un cambio personal, sino también un nuevo enfoque hacia la agricultura sostenible y local.
### La Apuesta por la Micología en Lemoiz
Antonio Lovelli, originario de Vicenza, Italia, ha encontrado en Lemoiz el lugar ideal para desarrollar su proyecto agrícola, Zurbeltz. Junto a su pareja, Libe Landaburu, han decidido cultivar hongos comestibles y medicinales en un terreno de una hectárea. Este espacio, que combina pasto y bosque, se convertirá en un centro de producción ecológica, donde se buscará aprovechar el creciente interés por la micología en el ámbito gastronómico y terapéutico.
La micología, aunque aún en desarrollo en España, ha visto un notable crecimiento en países como Estados Unidos y China. Antonio destaca que su explotación no solo se centrará en la producción de hongos para el consumo, sino que también explorará su uso en el ámbito farmacológico y en la bioconstrucción. “Los hongos tienen propiedades aislantes que pueden ser muy útiles en la construcción ecológica”, explica.
El proyecto de Zurbeltz está en fase de implantación, con planes para iniciar la construcción de las instalaciones en verano y comenzar la producción en otoño. Antonio ha diseñado un sistema modular que permitirá ampliar la producción según la demanda. Este enfoque innovador refleja una tendencia creciente en la agricultura moderna, donde la sostenibilidad y la adaptabilidad son clave.
### La Huerta de Kilómetro Cero en Gatika
Por otro lado, Antoine Latour ha decidido establecerse en Gatika, donde ha comenzado a cultivar hortalizas y frutas en una explotación de 6,000 metros cuadrados. Su trayectoria es un ejemplo de cómo la pasión por el campo puede llevar a una reinvención profesional. Tras completar sus estudios de Veterinaria en Lugo, Antoine se dio cuenta de que su verdadera vocación estaba en la agricultura. Su conexión con el mundo rural y su deseo de experimentar con la planificación agraria lo llevaron a lanzarse a esta nueva aventura.
En su explotación, Antoine se enfoca en la producción ecológica de una variedad de productos, incluyendo tomates, calabacines y hierbas aromáticas. Su objetivo es abastecer a restaurantes locales con productos frescos y de calidad, cerrando así el ciclo de la producción local. “Quiero ofrecer variedades especiales que interesen a los chefs, como la salvia con sabor a piña o el tomate rocha de Aretxabaleta”, comenta.
Antoine también ha encontrado apoyo en el Fondo de Suelo Agrario de la Diputación Foral de Bizkaia, lo que le ha permitido acceder a la tierra y comenzar su proyecto. Su enfoque en la venta directa y la producción de kilómetro cero refleja una creciente demanda por parte de los consumidores por alimentos frescos y locales, un movimiento que está ganando impulso en toda España.
### Un Futuro Prometedor para la Agricultura Sostenible
Ambos proyectos, aunque diferentes en su enfoque, comparten un objetivo común: revitalizar el campo y promover prácticas agrícolas sostenibles. La llegada de jóvenes como Antonio y Antoine al sector agrícola es un signo positivo en un momento en que la agricultura enfrenta numerosos desafíos, desde el cambio climático hasta la despoblación rural.
La historia de estos baserritarras con acento internacional es un testimonio de cómo la educación y la experiencia pueden transformarse en oportunidades en el sector agrícola. A través de sus proyectos, están no solo contribuyendo a la economía local, sino también fomentando un mayor respeto por la tierra y sus recursos.
La combinación de innovación, sostenibilidad y un enfoque en la producción local está marcando un nuevo rumbo en la agricultura de Bizkaia. Con el apoyo de iniciativas como el Fondo de Suelo Agrario y el creciente interés por la alimentación ecológica, el futuro de estos jóvenes emprendedores parece prometedor. La agricultura no solo es una forma de vida, sino también una oportunidad para crear un impacto positivo en la comunidad y el medio ambiente.