Leire Díez, exmilitante del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ha estado en el centro de la atención mediática tras su reciente comparecencia ante los medios. Esta situación se ha intensificado después de que solicitara su baja del partido, lo que ha llevado a una serie de declaraciones y aclaraciones sobre su relación con la cúpula socialista y los acontecimientos que la rodean. En su comparecencia, Díez ha confirmado haber tenido una única reunión con Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, pero ha enfatizado que no ha mantenido ningún contacto posterior con el partido.
### La única reunión con Santos Cerdán
Díez ha declarado que su encuentro con Cerdán fue una oportunidad para presentar información relevante al partido, en el contexto de la apertura de la pieza 34 del caso Tándem. Este caso investiga si la denominada ‘policía patriótica’ llevó a cabo investigaciones sobre la familia del actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en 2014. Durante esta reunión, también se discutieron temas relacionados con una supuesta trama judicial y política contra el PSOE andaluz, en el marco del escándalo de los ERE.
A pesar de la relevancia de estos temas, Díez ha insistido en que no ha tenido una relación fluida con Ferraz, la sede del PSOE, y que nunca ha sido contactada nuevamente tras su reunión con Cerdán. «Nunca he ido a la Moncloa», ha afirmado, subrayando su deseo de distanciarse de cualquier implicación con la cúpula del partido. Además, ha negado categóricamente ser la ‘fontanera’ del PSOE, un término que ha sido utilizado para describir a personas que operan en la sombra dentro de la política.
### Acusaciones y defensas
Las declaraciones de Leire Díez han generado un torbellino de reacciones, especialmente en relación con la filtración de audios que la involucran. En uno de estos audios, se le escucha supuestamente ofreciendo un pacto a un empresario procesado en el caso de hidrocarburos, a cambio de información contra un alto mando de la UCO, Antonio Balas. Díez ha defendido su postura, afirmando que no hablaba en nombre del PSOE ni del Gobierno, y que sus comentarios estaban destinados a seducir a una fuente informativa para un libro que está escribiendo sobre el caso de hidrocarburos.
La exmilitante también ha negado haber tenido reuniones con figuras clave como la directora general de la Guardia Civil o el exnúmero 2 de Interior, Francisco Martínez. Sin embargo, ha admitido haberse reunido con el excomisario Villarejo, lo que ha añadido más leña al fuego en torno a su figura. Además, ha mencionado que tuvo una conversación con un diputado de Junts, Josep Pagès, quien está involucrado en la comisión de investigación sobre la Operación Cataluña. Según Díez, la información existente sobre esta operación no ha llevado a la apertura de suficientes causas judiciales.
Díez ha expresado su deseo de regresar al anonimato y ha anunciado su intención de presentar varias querellas, una de ellas contra Víctor de Aldama, quien la confrontó de manera desafiante durante su comparecencia. Este tipo de situaciones ha puesto de manifiesto la tensión que rodea a su figura y la controversia que ha generado su salida del PSOE.
### Contexto político y repercusiones
La situación de Leire Díez se produce en un contexto político en el que el PSOE enfrenta múltiples desafíos, tanto internos como externos. La apertura de investigaciones relacionadas con casos de corrupción y la presión mediática han puesto a prueba la estabilidad del partido. La figura de Díez, aunque ya no es parte activa del PSOE, sigue siendo relevante debido a las implicaciones que sus declaraciones pueden tener en la percepción pública del partido.
El hecho de que una exmilitante se vea envuelta en acusaciones de corrupción y en la trama de un caso judicial tan complejo como el de los ERE, añade un nivel de dificultad para el PSOE, que intenta mantener su imagen ante la ciudadanía. La defensa de Díez, al afirmar que no tiene relación con la cúpula del partido y que no es responsable de las filtraciones, podría ser vista como un intento de desvincularse de la controversia, pero también plantea preguntas sobre la cultura interna del partido y cómo se manejan las relaciones entre sus miembros.
En resumen, la situación de Leire Díez es un reflejo de las tensiones y complicaciones que enfrenta el PSOE en un momento crítico. Su comparecencia y las revelaciones que ha hecho han abierto un debate sobre la transparencia y la ética dentro del partido, así como sobre las dinámicas de poder que operan en el ámbito político español.