La situación de las exmonjas del convento de Belorado ha tomado un giro inesperado en los últimos días, generando un intenso debate sobre la legalidad y la ética del desalojo de estas religiosas. A pesar de que la sentencia del Juzgado de Briviesca ha dictado el desahucio de las ocho exmonjas, cinco de ellas han expresado su deseo de permanecer en Orduña, donde fueron trasladadas recientemente. Este artículo explora los detalles de este conflicto, así como las implicaciones legales y sociales que conlleva.
La representación legal de las exmonjas ha presentado escritos ante el Juzgado de Briviesca, donde las religiosas mayores han manifestado su voluntad de quedarse en Orduña junto a las excomulgadas. Este deseo se produce en un contexto donde una comisión judicial se presentó en Orduña para ofrecerles el traslado a otros monasterios de la Federación de Clarisas. Sin embargo, las exmonjas han dejado claro que no desean ser trasladadas y que prefieren permanecer en su actual ubicación, donde se sienten acompañadas y cuidadas por sus hermanas clarisas.
### La Sentencia de Desahucio y sus Consecuencias
La reciente sentencia del Juzgado de Briviesca ha dado la razón a la Iglesia católica en su demanda de desalojo contra las exmonjas de Belorado. La resolución judicial ha condenado a las exreligiosas a desalojar el monasterio, dejándolo «libre y expedito y a disposición» del Arzobispado de Burgos. Aunque la sentencia permite el recurso ante la Audiencia Provincial de Burgos, los abogados de las exmonjas han anunciado su intención de apelar, lo que les otorga un plazo de 20 días hábiles para presentar el recurso. Dado que el mes de agosto es inhábil judicialmente, esto les da tiempo hasta finales de septiembre para actuar.
El desalojo ha generado un gran revuelo, no solo entre las exmonjas, sino también en la comunidad local y entre los defensores de los derechos de las personas mayores. Las exmonjas mayores han expresado su oposición a cualquier medida que implique su traslado a un lugar diferente o a la compañía de personas distintas a las que actualmente conviven. Este aspecto es crucial, ya que resalta la importancia del entorno familiar y de apoyo emocional para estas religiosas, que han dedicado gran parte de sus vidas a la vida monástica.
### La Resistencia de las Exmonjas y el Apoyo Legal
El abogado Enrique García de Viedma, quien representa a las exmonjas, ha destacado que las hermanas mayores han dejado claro su deseo de permanecer en Orduña. Este deseo fue documentado por la Guardia Civil en un acta y un vídeo, lo que añade un nivel de formalidad a su oposición al traslado. Además, los escritos presentados por el abogado recogen la participación de las mayores en el cisma que ha afectado a la comunidad, lo que complica aún más la situación legal.
La presencia de la comisión judicial en Orduña, acompañada por agentes de la Guardia Civil y representantes del Arzobispado de Burgos, ha sido vista como un intento de ejecutar el auto dictado por la jueza de Briviesca. Sin embargo, las exmonjas han demostrado una firme resistencia, manifestando su voluntad de permanecer en su actual ubicación. Este acto de resistencia no solo es un testimonio de su deseo de permanecer juntas, sino también un reflejo de la lucha por sus derechos y dignidad como personas mayores.
El conflicto ha atraído la atención de la comunidad y ha suscitado un debate sobre el tratamiento de las personas mayores en situaciones de desalojo. La situación de las exmonjas plantea preguntas sobre la ética de desahuciar a personas que, debido a su edad y condición, pueden no tener las mismas oportunidades de reubicación que otros. La comunidad local ha comenzado a movilizarse en apoyo a las exmonjas, lo que podría influir en la percepción pública y en el desarrollo del caso.
A medida que avanza este conflicto legal, la situación de las exmonjas de Belorado se convierte en un símbolo de la lucha por los derechos de las personas mayores y la importancia de la comunidad en la vida de aquellos que han dedicado su vida al servicio religioso. La resolución de este caso no solo afectará a las exmonjas, sino que también podría sentar un precedente sobre cómo se manejan situaciones similares en el futuro. La atención de la comunidad y el apoyo legal que han recibido son indicativos de que la lucha por su permanencia en Orduña está lejos de haber terminado.
