En Gipuzkoa, la vacunación contra la rabia es obligatoria para los más de 110,000 perros que habitan en la región. Esta medida fue implementada por el Gobierno Vasco en 2022, en respuesta al aumento de casos de rabia en el mundo, una enfermedad viral zoonótica que ha sido un problema de salud pública durante más de cinco mil años. Sin embargo, la historia de la rabia en Gipuzkoa está marcada por episodios trágicos, como el caso de José Manuel Sarasola, conocido cariñosamente como ‘Manueltxo’.
En julio de 1889, Manueltxo, un niño de Asteasu, fue mordido por un perro rabioso. La localidad había experimentado numerosos casos de rabia en las décadas anteriores, lo que llevó al Ayuntamiento a tomar medidas drásticas, como el confinamiento de los perros y la eliminación de aquellos que merodeaban por las calles. A pesar de estas precauciones, el pequeño sufrió las consecuencias de la mordedura y comenzó a mostrar síntomas de la enfermedad, como hidrofobia, convulsiones y alucinaciones.
Ante la gravedad de su estado, sus familiares y el médico local decidieron trasladarlo al Instituto Pasteur en París, un centro reconocido por su trabajo en la investigación y tratamiento de la rabia. Este traslado fue una decisión complicada, ya que en Barcelona ya existía un Instituto Antirrábico desde 1887, fundado por el doctor Jaume Ferrán y Clúa. Sin embargo, la urgencia y la esperanza de salvar al niño llevaron a las autoridades a optar por el prestigioso instituto parisino.
El tratamiento que recibió Manueltxo consistió en la administración de la vacuna contra la rabia, pero lamentablemente, su estado se deterioró rápidamente. A finales de agosto de 1889, el niño falleció, a pesar de los esfuerzos médicos. La noticia de su muerte conmocionó a la comunidad, y la prensa de Madrid reportó el trágico desenlace, describiendo los terribles sufrimientos que había padecido el pequeño.
La historia de Manueltxo no solo es un recordatorio de los peligros de la rabia, sino que también refleja la lucha de la medicina de la época frente a enfermedades mortales. En el contexto de finales del siglo XIX, la rabia era una enfermedad temida, y la llegada de la vacuna de Pasteur representó un avance significativo en la lucha contra esta enfermedad. Sin embargo, el caso de Manueltxo subraya que, a pesar de los avances, no siempre se lograba salvar a los pacientes.
La figura de Manueltxo ha perdurado en la memoria colectiva de Gipuzkoa, y su historia ha sido objeto de interés para escritores y narradores, como el autor Bernardo Atxaga, quien ha explorado la importancia del entorno rural en su obra. Atxaga ha recopilado relatos de su localidad natal, Asteasu, y ha mencionado la historia de Manueltxo como un ejemplo de cómo la realidad puede ser más impactante que la ficción.
En el mismo año de la tragedia de Manueltxo, otros niños en San Sebastián también fueron mordidos por un perro rabioso. En este caso, las autoridades locales decidieron enviar a los niños al Instituto Pasteur, donde recibieron tratamiento y, afortunadamente, se recuperaron. Este contraste entre el destino de Manueltxo y el de los otros niños resalta la variabilidad de los resultados en el tratamiento de la rabia en esa época.
Antes de la llegada de la vacuna de Pasteur, las creencias populares sobre la rabia eran variadas y a menudo infundadas en supersticiones. En Gipuzkoa, se pensaba que la rabia podía ser curada mediante remedios tradicionales y la intervención de saludadores, personas que se creía tenían el poder de curar enfermedades. Sin embargo, la realidad era que una vez que una persona contraía la rabia, la enfermedad era casi siempre mortal.
La historia de Manueltxo y su trágico destino es un recordatorio de la importancia de la vacunación y la prevención en la salud pública. A medida que la ciencia avanza, es crucial recordar las lecciones del pasado para evitar que tragedias similares se repitan. La historia de Manueltxo no solo es una parte de la historia de Gipuzkoa, sino también un testimonio del impacto que las enfermedades pueden tener en la vida de las personas y las comunidades.