El 28 de abril de 2025, España vivió un apagón eléctrico que dejó a gran parte del país sin luz y en una situación de incomunicación. Sin embargo, regiones como Melilla, Mallorca e Ibiza lograron evitar los efectos devastadores de este incidente, lo que ha llevado a reflexionar sobre la resiliencia energética de estas áreas. Luisma Rincón, presidente del Melilla, compartió su perspectiva sobre por qué su región no se vio afectada por el apagón que paralizó a la península ibérica.
La magnitud del apagón fue significativa, ocurriendo a las 12:33 de la mañana, cuando se perdieron 15 gigavatios de la red eléctrica, lo que representó el 60% de la energía consumida en ese momento. Este evento llevó a miles de personas a buscar refugio en lugares como el Movistar Arena, mientras que el Mutua Madrid Open, uno de los torneos de tenis más importantes del país, tuvo que ser suspendido debido a la falta de electricidad.
Luisma Rincón explicó que Melilla se considera «una isla energética» debido a su desconexión de la red eléctrica peninsular. Esta característica le permitió mantener su suministro eléctrico durante el apagón. La ciudad cuenta con una central en el puerto que genera energía a partir de motores de barcos, lo que asegura un suministro constante y fiable. Rincón destacó que, a pesar de algunos problemas menores de conexión móvil, la vida en Melilla continuó sin interrupciones significativas.
Por otro lado, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ofreció actualizaciones sobre la situación eléctrica en el país, informando sobre los esfuerzos para restaurar el suministro. A través de interconexiones con Francia y Marruecos, así como el uso de ciclos combinados de gas y centrales hidroeléctricas, se estaba trabajando para recuperar la normalidad. Sin embargo, aún no se había determinado la causa exacta del apagón, aunque se estaban investigando todas las hipótesis posibles.
La situación en las Islas Baleares también fue notable. Tanto el Mallorca como el Ibiza confirmaron que no sufrieron cortes de energía, lo que les permitió continuar con sus actividades normales. Esto plantea preguntas sobre la infraestructura energética de estas regiones y su capacidad para resistir crisis similares en el futuro.
La experiencia de Melilla y las Islas Baleares durante el apagón resalta la importancia de contar con fuentes de energía alternativas y sistemas de respaldo que puedan operar de manera independiente de la red nacional. Este evento podría servir como un llamado a la acción para otras regiones de España que dependen en gran medida de la red eléctrica peninsular, sugiriendo que la diversificación de fuentes de energía y la mejora de la infraestructura son esenciales para garantizar la resiliencia ante futuras crisis.
A medida que se avanza en la investigación sobre el apagón, es probable que se realicen análisis más profundos sobre cómo mejorar la seguridad energética en todo el país. La experiencia de Melilla y las Islas Baleares podría ser un modelo a seguir para otras regiones que buscan fortalecer su infraestructura energética y minimizar el riesgo de interrupciones en el suministro eléctrico.
En resumen, el apagón del 28 de abril de 2025 no solo fue un evento desafiante para España, sino que también puso de manifiesto la capacidad de ciertas regiones para adaptarse y sobrevivir a situaciones críticas. La resiliencia energética de Melilla y las Islas Baleares podría ser un ejemplo valioso para el resto del país en la búsqueda de un sistema energético más robusto y sostenible.