La reciente muerte de la Reina Madre Sirikit de Tailandia ha dejado un profundo vacío en el corazón de la nación. A los 93 años, Sirikit, quien fue reina consorte durante 66 años, falleció en Bangkok, donde había estado hospitalizada desde 2019. Su partida no solo marca el fin de una era, sino que también resalta la compleja relación entre la monarquía tailandesa y su pueblo, en un contexto donde la imagen de la realeza ha cambiado drásticamente a lo largo de los años.
La Reina Madre Sirikit fue una figura emblemática en la historia moderna de Tailandia. Nacida en una familia aristocrática, su vida estuvo marcada por el privilegio y la educación. Su encuentro con el entonces príncipe Bhumibol Aduljadej, quien más tarde se convertiría en el rey Rama IX, ocurrió en París, donde su padre era embajador. A pesar de las circunstancias trágicas que rodearon la ascensión al trono de Bhumibol, su reinado se extendió durante 70 años, convirtiéndose en uno de los más largos de la historia. La entronización formal de Bhumibol tuvo lugar en 1950, poco después de su matrimonio con Sirikit, quien se convirtió en un símbolo de la cultura tailandesa y un referente para las mujeres del país.
A lo largo de su vida, la Reina Madre se dedicó a diversas causas, siendo una de las más destacadas la promoción de la industria de la seda tailandesa. Su interés por la cultura local la llevó a recuperar expresiones artísticas tradicionales, como el khon, un espectáculo de danza y teatro que ha sido reconocido como patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO. Su influencia se extendió más allá de las fronteras de Tailandia, ya que la pareja real realizó giras internacionales, visitando más de 40 países en 1960, lo que ayudó a elevar el perfil de Tailandia en el escenario global.
La muerte de Sirikit ha llevado al gobierno tailandés a declarar un año de duelo, similar a lo que ocurrió tras el fallecimiento de su esposo, el rey Bhumibol. Se ha instado a la población a vestir de negro como símbolo de luto, y se han establecido ceremonias en su honor. La imagen de la reina madre sigue siendo un símbolo de unidad y respeto en Tailandia, aunque la percepción de la monarquía ha cambiado en los últimos años. A pesar de que el actual rey, Rama X, ha intentado mantener la relevancia de la monarquía, muchos tailandeses prefieren recordar a la antigua pareja real, Bhumibol y Sirikit, como un símbolo de estabilidad y continuidad.
La situación actual de la monarquía tailandesa es compleja. El rey Rama X, quien ha enfrentado críticas y controversias, se encuentra en una posición delicada, especialmente con la salud de su hija, la princesa Bajrakitiyabha Mahidol, quien ha estado en coma desde 2022. Esto ha generado incertidumbre sobre la sucesión y el futuro de la monarquía. A pesar de que el príncipe Dipangkorn, hijo de Rama X, es el sucesor designado, su salud y capacidades han sido objeto de preocupación, lo que añade una capa de incertidumbre a la ya complicada situación.
La Reina Madre Sirikit no solo fue una figura central en la vida pública tailandesa, sino que también desempeñó un papel crucial en la política del país. Durante su reinado, Tailandia experimentó cambios significativos, desde la transición a una monarquía constitucional hasta el auge del autoritarismo. En los años 70, Sirikit se convirtió en una figura clave en la lucha contra el comunismo, apoyando a las fuerzas armadas tailandesas en su lucha contra el Partido Comunista de Tailandia. Su relación con Estados Unidos también fue notable, ya que su esposo, el rey Bhumibol, fue considerado un aliado estratégico durante la Guerra Fría.
La muerte de la Reina Madre Sirikit ha sido recibida con un profundo sentido de pérdida en Tailandia. Los medios de comunicación han cubierto su fallecimiento con un enfoque sobrio, y muchos han optado por transmitir la noticia en blanco y negro como un signo de respeto. Las banderas ondean a media asta, y se han organizado ceremonias budistas en su honor que se extenderán durante cien días. La población tailandesa ha sido invitada a rendir homenaje a su retrato, y se espera que la incineración de sus restos se convierta en un evento significativo, con una procesión que reflejará el respeto y la admiración que la reina madre generó a lo largo de su vida.
La figura de la Reina Madre Sirikit seguirá viva en la memoria colectiva de Tailandia. Su legado perdurará a través de las generaciones, y su influencia en la cultura, la moda y la política tailandesa será recordada como un capítulo importante en la historia del país. A medida que Tailandia navega por un futuro incierto, la figura de Sirikit servirá como un recordatorio de la importancia de la monarquía en la identidad nacional y la cultura tailandesa.