La esencia del Athletic Club de Bilbao ha logrado llegar a los rincones más inesperados de España, y uno de esos lugares es Minglanilla, un pequeño municipio de la provincia de Cuenca. Con apenas 2.300 habitantes, esta localidad celebra con orgullo el 75 aniversario de la Peña Gainza, la tercera agrupación oficial más antigua del club. Fundada en 1950, esta peña se ha convertido en un símbolo de fidelidad y pasión por el equipo, representando a la comunidad de Minglanilla en cada partido y evento relacionado con el Athletic.
La historia de la Peña Gainza comienza en 1945, cuando un grupo de vecinos decidió organizarse para seguir al Athletic Club. En sus primeros años, la agrupación era conocida como Peña Atlético de Bilbao, pero en 1950, decidieron rendir homenaje a Agustín Piru Gainza, un jugador emblemático del club. Este gesto no solo reflejó el respeto hacia el jugador, sino que también selló una conexión emocional entre la peña y el equipo. Gainza, quien firmó personalmente los primeros carnets de socio, se convirtió en un símbolo de los valores que representa el Athletic.
La figura de Piru Gainza ha perdurado en el tiempo, y la peña ha creado una mascota en su honor: un león llamado Piru. Este león ha cobrado vida en la localidad, especialmente desde que un video viral lo mostró recorriendo las calles de Minglanilla durante la tradicional ofrenda a Santo Cristo de la Salud, el patrón del pueblo. La imagen del león, rodeado de vecinos con camisetas rojiblancas, ha capturado el espíritu de la comunidad y su amor por el Athletic.
A lo largo de sus 75 años de historia, la Peña Gainza ha vivido momentos memorables. Uno de los más destacados fue la reciente conquista de la Copa del Rey, que puso fin a una sequía de 40 años sin títulos. Este triunfo fue celebrado con gran entusiasmo por los socios, muchos de los cuales viajaron a Bilbao para ver la victoria en directo. La emoción de ese día quedó grabada en la memoria de todos, especialmente para los más jóvenes, quienes vivieron su primera experiencia como campeones.
Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas. Durante las décadas de los 80 y 90, la peña enfrentó un período de desánimo debido a la falta de éxitos deportivos del equipo. A pesar de estos altibajos, la agrupación mantuvo su espíritu y continuó apoyando al Athletic. La perseverancia de sus miembros ha sido clave para mantener viva la pasión por el club, y hoy en día, la Peña Gainza sigue tan activa como siempre.
Visitar San Mamés, el estadio del Athletic, es una experiencia casi sagrada para los peñistas. Alberto Mora, presidente de la peña desde 2008, describe la sensación de ir a Bilbao como algo especial. «El trato de la gente, el cariño que recibimos… es espectacular. Para nosotros no es como ir a cualquier otro partido, es como estar en casa», afirma. Esta conexión emocional con el club y la ciudad es lo que ha mantenido unida a la peña a lo largo de los años.
La celebración del 75º aniversario de la Peña Gainza promete ser un evento inolvidable. La programación incluye actividades para los más pequeños, homenajes a jugadores y otras peñas, y una fiesta que busca recordar que, aunque estén lejos de San Mamés, el corazón rojiblanco late fuerte en La Mancha. La comunidad de Minglanilla se está preparando para recibir a todos los socios y amigos, y el presidente Mora ya anticipa que podrían quedarse sin espacio para dar de comer a todos los asistentes, lo que refleja el gran interés y la pasión que despierta el Athletic en esta localidad.
La historia de la Peña Gainza es un testimonio de cómo el fútbol puede unir a las comunidades, incluso en los lugares más remotos. A través de los años, esta peña ha demostrado que el amor por un equipo puede trascender fronteras geográficas y emocionales, convirtiéndose en un símbolo de identidad y pertenencia para sus miembros. En cada partido, en cada celebración, y en cada encuentro, la Peña Gainza de Minglanilla sigue demostrando que el Athletic Club no es solo un equipo de fútbol, sino una forma de vida que une a las personas en torno a un mismo sentimiento.