La Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebra su 80 aniversario en un contexto marcado por la incertidumbre y la crisis. Aunque la ONU sigue siendo un foro donde se reúnen representantes de 193 países para discutir los problemas más apremiantes del mundo, la esencia del multilateralismo que la fundó se encuentra en una encrucijada. La Asamblea General que se lleva a cabo en Nueva York pone de manifiesto las tensiones globales, especialmente la lucha por la hegemonía entre Estados Unidos y China, así como el resurgimiento de movimientos populistas y autoritarios que desafían los principios fundamentales de la organización, como la paz internacional, la cooperación y la defensa de los derechos humanos.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha sido un factor disruptivo en este panorama. Con su lema «América primero», el presidente estadounidense ha tomado decisiones que han debilitado la posición de Estados Unidos dentro de la ONU. La retirada de su país de organismos clave como la Organización Mundial de la Salud, la Unesco y el Consejo de Derechos Humanos ha generado una crisis que afecta la capacidad de la ONU para llevar a cabo su misión humanitaria. Además, el desmantelamiento de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (Usaid), que históricamente ha sido uno de los principales donantes de la ONU, ha dejado un vacío significativo en la financiación de proyectos vitales.
### Crisis Financiera y Recortes Presupuestarios
La situación financiera de la ONU es alarmante. Los recortes presupuestarios impulsados por la administración Trump, junto con los retrasos en los pagos de otros países como China, han creado un déficit que amenaza la operatividad de la organización. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha anunciado la necesidad de un recorte del 15% en el presupuesto ordinario para el año 2026. Este ajuste implica la eliminación de aproximadamente 2.700 puestos de trabajo, lo que representa un 19% de la plantilla total. Además, se prevé la reubicación de empleados en sedes más costosas, como Nueva York y Ginebra.
La crisis financiera no solo afecta a la estructura interna de la ONU, sino que también limita su capacidad para abordar los conflictos armados que asolan el mundo. Actualmente, el número de conflictos activos es el más alto desde la fundación de la organización en 1945, con 59 guerras en curso, según el Índice Global por la Paz. Las crisis en Ucrania y Gaza son ejemplos claros de la incapacidad de la ONU para traducir su retórica en acciones efectivas. La parálisis del Consejo de Seguridad, que debería ser el órgano encargado de garantizar la paz, se ve agravada por el derecho a veto de sus cinco miembros permanentes: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Este mecanismo, que debería servir para proteger los intereses de la comunidad internacional, se ha convertido en un obstáculo que impide cualquier iniciativa que contradiga los intereses estratégicos de estos países.
### La Parálisis del Consejo de Seguridad
La incapacidad del Consejo de Seguridad para actuar en conflictos como los de Ucrania y Gaza pone de relieve una crisis de legitimidad dentro de la ONU. La estructura institucional, diseñada para facilitar la cooperación internacional, se ha vuelto un impedimento para la acción efectiva. Guterres ha reconocido que este bloqueo erosiona la credibilidad de la organización y ha instado a Estados Unidos a utilizar su influencia para colaborar con la ONU en la resolución de conflictos. En un intento por acercarse a Trump, Guterres ha expresado su deseo de reunirse con el presidente estadounidense durante la Asamblea General, destacando la necesidad de unir esfuerzos en lugar de actuar de manera unilateral.
La situación actual de la ONU es un reflejo de un mundo en constante cambio, donde las dinámicas de poder están en evolución y los desafíos globales requieren una respuesta coordinada. Sin embargo, la falta de acción efectiva y la crisis de financiamiento amenazan no solo la existencia de la organización, sino también la estabilidad global. La ONU, que fue concebida como un baluarte de la paz y la cooperación internacional, se enfrenta a un futuro incierto en un contexto donde el multilateralismo es cada vez más cuestionado. A medida que se desarrollan los acontecimientos en Nueva York, el mundo observa con atención cómo la ONU navegará por estos desafíos en su 80 aniversario.