En marzo de 2025, España experimentó una notable caída en su tasa de inflación, que se redujo en siete décimas, alcanzando un 2,3%. Este descenso es significativo, ya que es la primera vez que la inflación disminuye desde octubre de 2024. El Índice de Precios al Consumo (IPC) se benefició de las condiciones climáticas favorables que llevaron a un abaratamiento de la electricidad, gracias a un aumento en la generación de energía renovable, especialmente eólica e hidráulica.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó que esta caída en la inflación general se debe, en gran medida, a la reducción de los precios de la energía. En particular, el precio medio de la electricidad se normalizó tras un periodo de intensas lluvias y vientos que favorecieron la producción de energía renovable. Sin embargo, a pesar de esta buena noticia en términos de inflación general, el costo de los alimentos sigue en aumento, lo que plantea un desafío para los consumidores.
En marzo, la cesta de la compra se encareció un 2,4%, el incremento más alto desde agosto de 2024. Este aumento se debe a que varios productos alimenticios han registrado subidas interanuales significativas. Por ejemplo, el chocolate ha visto un aumento del 25% en comparación con el año anterior, mientras que otros productos como el café y la carne de ovino han subido un 16% y un 13%, respectivamente. La carne de vacuno también ha experimentado un aumento del 12%, y los huevos se han encarecido un 11,4%.
A pesar de estas subidas, hay algunos productos que han visto una disminución en sus precios. El aceite de oliva, por ejemplo, ha acumulado una caída del 38% en el último año, aunque su costo sigue siendo considerablemente más alto que hace tres años. Otros productos que han bajado de precio incluyen el azúcar, que es un 16% más barato, y los yogures, que han visto una reducción del 3,4%.
El contexto de la inflación en marzo es complejo. Aunque el IPC ha roto una racha de cinco meses de incrementos, la situación de los precios de los alimentos sigue siendo preocupante. La inflación de los alimentos ha encadenado dos meses consecutivos de alzas, lo que sugiere que los consumidores deben seguir enfrentándose a un aumento en el costo de la vida, a pesar de la mejora en la inflación general.
El Ministerio de Economía ha explicado que el abaratamiento de la electricidad se debe a la mayor generación de energía renovable, lo que ha permitido que los precios de la energía se mantengan bajos. En marzo, el precio medio de la luz se situó en 51,1 €/MWh, lo que representa un descenso del 53,7% en comparación con los precios de enero y febrero, que alcanzaron cifras mucho más altas. Este cambio ha sido posible gracias a las condiciones climáticas que han favorecido la producción de energía renovable, lo que ha permitido una mayor estabilidad en el suministro eléctrico.
Sin embargo, este alivio en los precios de la energía no se traduce necesariamente en una mejora en el poder adquisitivo de los consumidores, ya que los precios de los alimentos continúan aumentando. Esto plantea un dilema para los hogares españoles, que deben equilibrar sus presupuestos frente a un panorama de precios en constante cambio.
La situación actual refleja las complejidades del mercado y la economía en general. Mientras que la caída en la inflación general es un signo positivo, el aumento en los precios de los alimentos sugiere que aún queda trabajo por hacer para garantizar que los consumidores no se vean afectados por el encarecimiento de la vida cotidiana. Las políticas económicas y las decisiones del Banco Central Europeo (BCE) jugarán un papel crucial en la evolución de la inflación y en la capacidad de los hogares para hacer frente a estos desafíos en el futuro.