La política contemporánea ha encontrado en las redes sociales un nuevo campo de batalla, donde las imágenes y los mensajes visuales juegan un papel crucial en la construcción de la narrativa de los líderes. Jair Bolsonaro, el expresidente brasileño, ha llevado esta estrategia a un nuevo nivel, utilizando imágenes impactantes de su propia experiencia con la violencia para consolidar su imagen como un sobreviviente y un héroe. Este fenómeno no es exclusivo de Brasil; Donald Trump también ha utilizado tácticas similares en su carrera política. Sin embargo, la forma en que Bolsonaro ha manejado su imagen tras el intento de asesinato que sufrió en 2018 ha sido particularmente controvertida y ha suscitado un intenso debate sobre la ética y la efectividad de tales estrategias.
La utilización de imágenes impactantes en la política no es un concepto nuevo. A lo largo de la historia, los líderes han recurrido a la iconografía de la violencia y el sufrimiento para generar empatía y movilizar a sus bases. Sin embargo, el enfoque de Bolsonaro, que ha sido descrito como «gore», ha llevado esta práctica a un extremo que muchos consideran inapropiado. Tras su apuñalamiento en 2018, Bolsonaro ha compartido imágenes de sus heridas y cirugías, incluyendo fotografías de su abdomen abierto y sus intestinos expuestos. Estas imágenes, que algunos califican de «estética de lo grotesco», buscan no solo documentar su sufrimiento, sino también reforzar su narrativa de ser un político invencible.
### La Construcción de la Imagen de Superviviente
Desde el atentado que sufrió durante su campaña presidencial, Bolsonaro ha trabajado incansablemente para construir una imagen de superviviente. Este enfoque ha sido respaldado por un equipo de comunicación que ha aprendido a utilizar las redes sociales como una herramienta poderosa para amplificar su mensaje. La reciente publicación de imágenes de su cirugía, donde se muestran sus intestinos, ha generado reacciones mixtas, incluso entre sus propios seguidores. Sin embargo, la intención detrás de estas imágenes es clara: movilizar a su base y presentarse como una víctima de un sistema que lo persigue.
Los expertos en comunicación política han señalado que esta estrategia se basa en la idea de que el sufrimiento personal puede traducirse en capital político. Al mostrar su vulnerabilidad, Bolsonaro busca generar empatía y lealtad entre sus seguidores, quienes lo ven como un mártir de la política brasileña. Esta narrativa se ha visto reforzada por la vigilia que sus seguidores llevaron a cabo frente al hospital donde estuvo internado, un acto que simboliza su devoción y apoyo incondicional.
La comparación con Donald Trump es inevitable. Al igual que Bolsonaro, Trump ha utilizado su propia experiencia con la violencia para fortalecer su imagen. Tras el intento de asesinato que sufrió en 2024, Trump proyectó una imagen de fortaleza y resiliencia, utilizando la iconografía del héroe americano. Esta estrategia ha sido efectiva para ambos líderes, quienes han logrado convertir sus experiencias traumáticas en herramientas de movilización política.
### La Ética de la Explotación Visual
Sin embargo, el uso de imágenes tan gráficas plantea preguntas éticas sobre la explotación del sufrimiento personal en la política. ¿Hasta qué punto es aceptable utilizar el dolor y la vulnerabilidad como herramientas de propaganda? La respuesta a esta pregunta no es sencilla y varía según la perspectiva de cada individuo. Para algunos, la estrategia de Bolsonaro es una forma legítima de conectar con su base y mostrar su resistencia ante la adversidad. Para otros, es una explotación grotesca de su propia tragedia que trivializa el sufrimiento humano.
El debate se intensifica aún más cuando se considera el contexto en el que estas imágenes son compartidas. En un mundo donde la atención es un recurso escaso, los líderes políticos deben encontrar formas de destacarse en un mar de información. La estrategia de Bolsonaro, que recuerda a la estética de programas de televisión y reality shows que explotan el drama y el sufrimiento, puede ser vista como una respuesta a esta necesidad de atención. Sin embargo, esto plantea la cuestión de si la política debe ser tratada como un espectáculo y si los líderes deben recurrir a tácticas tan extremas para captar la atención del público.
La reciente publicación de imágenes de Bolsonaro ha coincidido con eventos significativos en Brasil, como el concierto de Lady Gaga en Río de Janeiro, lo que ha llevado a algunos comentaristas a sugerir que su estrategia busca desviar la atención de otros acontecimientos importantes. Esta táctica de llamar la atención en momentos clave es una característica común en la política moderna, donde los líderes buscan constantemente mantenerse en el centro de la conversación pública.
En resumen, la forma en que Jair Bolsonaro ha utilizado su experiencia personal con la violencia para construir su imagen política es un fenómeno complejo que refleja las dinámicas de la política contemporánea. A medida que las redes sociales continúan transformando la forma en que se comunican los mensajes políticos, es probable que veamos más líderes adoptando estrategias similares, lo que plantea importantes preguntas sobre la ética y la efectividad de tales enfoques en la construcción de la narrativa política.