En el contexto de las recientes cumbres de la OTAN, el protagonismo de Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, ha sido notable, aunque en la última reunión celebrada en La Haya, su papel fue considerablemente reducido. A diferencia de encuentros anteriores donde Zelenski firmaba acuerdos de seguridad con el G-7 y mantenía diálogos con Jens Stoltenberg, el entonces secretario general de la OTAN, esta vez su participación se limitó a una cena protocolaria. Este cambio de dinámica se debe, en gran medida, a la influencia del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha marcado el rumbo de la cumbre con su estilo particular y su enfoque hacia la política internacional.
La cumbre fue diseñada meticulosamente por el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, con el objetivo de satisfacer las expectativas de Trump. La agenda se redujo a una única sesión de trabajo, evitando así el formato tradicional de múltiples intervenciones que podrían haber generado tensiones. La razón detrás de esta estrategia es clara: minimizar el riesgo de un enfrentamiento entre Trump y Zelenski, similar al que ocurrió en el despacho oval meses atrás. Rutte buscaba asegurar un resultado positivo que consolidara el nuevo compromiso de gasto en defensa del 5% por parte de los aliados de la OTAN, un objetivo que podría haberse visto comprometido por una disputa pública.
A pesar de la disminución de su protagonismo, Ucrania no fue completamente ignorada en la cumbre. En la declaración final, se reafirmó el compromiso de los aliados de apoyar la soberanía ucraniana, aunque el apoyo a su posible entrada en la OTAN no fue mencionado como en ocasiones anteriores. Ian Lesser, director de la oficina de Bruselas del German Marshall Fund, señala que, aunque el ambiente no fue el más favorable para Ucrania, se lograron compromisos significativos que reflejan la realidad de la guerra en Europa. La necesidad de rearme en las naciones europeas, impulsada no solo por Trump, sino también por países como Polonia y las naciones bálticas, es un tema central en el contexto actual, dado el temor a la expansión de la influencia rusa bajo el liderazgo de Vladímir Putin.
### La Influencia de Trump en la Política Internacional
Donald Trump ha demostrado un enfoque singular hacia la política internacional, especialmente en lo que respecta a la OTAN y su relación con Ucrania. Durante la cumbre, su retórica sobre Putin ha mostrado un cambio notable. En lugar de la hostilidad inicial, Trump ha comenzado a expresar un cierto cansancio hacia la falta de voluntad negociadora del Kremlin. En una rueda de prensa posterior a la cumbre, declaró que «Vladímir Putin realmente tiene que poner fin a esa guerra», lo que indica un cambio en su percepción sobre el conflicto y su deseo de ver una resolución.
Este cambio de tono puede ser interpretado como un intento de Trump de alinearse con las preocupaciones de sus aliados europeos, quienes están cada vez más alarmados por las acciones de Rusia. La guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto la necesidad de una respuesta unificada y decidida por parte de la OTAN, y Trump parece estar reconociendo que la estabilidad en Europa es crucial para los intereses de Estados Unidos.
Sin embargo, la cumbre no estuvo exenta de tensiones. A pesar de los esfuerzos por alcanzar un consenso, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, mantuvo su veto a un nuevo paquete de sanciones contra Moscú, lo que refleja las divisiones internas dentro de la Unión Europea respecto a la política hacia Rusia. Esta situación pone de relieve la complejidad de las relaciones internacionales y la dificultad de alcanzar un acuerdo que satisfaga a todos los miembros de la OTAN y la UE.
### La Realidad de la Guerra en Ucrania
La situación en Ucrania sigue siendo crítica, con recientes ataques rusos que han dejado un saldo trágico de muertos y heridos. Un ataque con misiles en la ciudad de Samar resultó en al menos cinco muertes y numerosas lesiones, mientras que otro ataque en Dnipró dejó un saldo aún más devastador de 21 muertos y más de 340 heridos. Estos incidentes subrayan la urgencia de una respuesta internacional efectiva y coordinada para abordar la crisis humanitaria y militar en la región.
A pesar de la disminución del protagonismo de Zelenski en la cumbre de la OTAN, su presencia y las reuniones bilaterales que mantuvo, incluida una con Trump, son indicativas de la continua importancia de Ucrania en el escenario internacional. La posibilidad de que Estados Unidos envíe más baterías Patriot a Kyiv es un desarrollo positivo que podría fortalecer la defensa ucraniana frente a la agresión rusa.
La guerra en Ucrania no solo afecta a la región, sino que también tiene repercusiones globales, desde la seguridad energética hasta la estabilidad económica. La respuesta de la comunidad internacional, especialmente de la OTAN y la UE, será crucial para determinar el futuro de Ucrania y la seguridad en Europa. A medida que las tensiones continúan, la necesidad de un enfoque cohesivo y estratégico se vuelve más evidente, y la cumbre de La Haya ha sido un reflejo de los desafíos y las oportunidades que enfrenta la alianza en este contexto cambiante.
