La alubia de Gernika, un símbolo de la identidad vasca, ha sido el centro de atención en la reciente feria especial de noviembre en Gernika-Lumo. Este evento, que se celebra cada primer sábado de mes entre junio y diciembre, reúne a productores locales, artesanos y vecinos para rendir homenaje a los sabores del territorio. En esta ocasión, la alubia y el vino fueron los protagonistas, destacando la importancia de conservar la tradición agrícola y gastronómica de la región.
La alubia de Gernika no es solo una legumbre; es un producto con una rica historia que se remonta al siglo XVI, cuando las primeras alubias llegaron a Euskadi desde América. Con el tiempo, este cultivo se ha arraigado en los caseríos de Bizkaia, convirtiéndose en un alimento básico en la dieta local. La variedad autóctona, conocida como ‘Gernikesa Malen’, se caracteriza por su color granate con vetas rosadas, su forma ovalada y su tamaño medio. Este cultivo se realiza en pequeñas parcelas, tradicionalmente asociadas al maíz, y su recolección se lleva a cabo de manera manual entre finales de septiembre y principios de octubre.
Jacqueline Txertudi, productora de alubias en la explotación Nanike, en Kortezubi, destaca la importancia de preservar este cultivo. «Hay que conservar la alubia de Gernika, porque es algo de aquí, de nuestros antepasados, y sería una pena perderlo», afirma. La calidad del producto ha sido reconocida con el distintivo Eusko Label, que certifica su origen y excelencia. La Asociación de Productores de Alubia de Gernika, que agrupa a una decena de explotaciones agrícolas, se encarga de garantizar la trazabilidad del producto y el control de las semillas, asegurando que se cultive auténtica alubia de Gernika.
### Desafíos en la Producción de Alubias
A pesar de la dedicación y el compromiso de los productores, la cosecha de este año ha sido menos abundante de lo habitual. Las condiciones climáticas han afectado la producción, con fenómenos como el calor extremo y las lluvias constantes que han alterado el ciclo de cultivo. «En agosto se quemaron las flores y la segunda flor llegó tarde, así que ha habido menos cantidad, aunque la calidad es buena», explica Txertudi. Este cambio en el clima también ha impactado la apariencia del grano, que en algunos casos ha perdido su característico brillo y color granate.
El año pasado, la situación fue aún más complicada, ya que la lluvia constante convirtió los campos en barrizales, afectando la calidad visual de la legumbre. Aunque el sabor no se ve alterado, la presentación es crucial en el mercado, y los productores son conscientes de que «al final, compramos con la vista». Esta realidad resalta la importancia de la estética en la venta de productos agrícolas, donde la apariencia puede influir en la decisión de compra de los consumidores.
A pesar de estos desafíos, el compromiso de los productores de alubia de Gernika se mantiene firme. La asociación no solo se enfoca en el cultivo, sino también en la continuidad de una tradición que forma parte del paisaje de Urdaibai y del patrimonio agrícola vasco. «Este paisaje existe porque se trabaja», reflexiona Txertudi, enfatizando la necesidad de mantener tanto el producto como el entorno en el que se cultiva.
### La Feria de Gernika: Un Espacio de Encuentro y Tradición
La feria especial de noviembre en Gernika-Lumo no solo es un evento para la venta de productos, sino un espacio de encuentro que celebra la cultura y la gastronomía local. En este mercado, los visitantes pueden disfrutar de una variedad de productos, desde frutas y miel hasta queso y pan, además de participar en talleres y juegos infantiles. La degustación de alubias de Gernika es una tradición que mantiene vivo el vínculo entre el caserío y la mesa, permitiendo a los asistentes experimentar de primera mano el sabor y la calidad de este producto emblemático.
El evento también sirve como un escaparate para los productores locales, quienes pueden mostrar su trabajo y promover el concepto de kilómetro cero, que enfatiza la importancia de consumir productos locales. A pesar de que Txertudi no siempre puede asistir a las ferias debido a las exigencias de la cosecha, reconoce que estos eventos son esenciales para mantener la visibilidad del producto y fomentar el apoyo a los mercados locales.
La alubia de Gernika, junto con el vino, representa no solo un alimento, sino una forma de vida que conecta a las personas con su historia y su entorno. En un momento en que el campo enfrenta desafíos como el cambio climático, la falta de relevo generacional y la presión de las grandes producciones, la alubia de Gernika sigue siendo un símbolo de resistencia y compromiso por parte de quienes la cultivan. La feria de noviembre es un recordatorio de la importancia de valorar y preservar estos productos que forman parte de la identidad cultural vasca, asegurando que las futuras generaciones puedan disfrutar de este legado.
La alubia de Gernika es, sin duda, un patrimonio que merece ser protegido y celebrado. A medida que los productores continúan su labor en el campo, es fundamental que la comunidad reconozca y apoye su esfuerzo, garantizando así la continuidad de esta tradición que ha perdurado a lo largo de los siglos.
