La reciente intervención del lehendakari Imanol Pradales en el Parlamento Vasco ha puesto de manifiesto la creciente preocupación por la violencia que se ha desatado en las calles de Euskadi, especialmente entre los jóvenes. Durante su discurso, Pradales expresó su descontento y tristeza al ver a jóvenes vascos involucrados en actos de violencia contra la Ertzaintza, la policía autonómica. Este fenómeno ha sido especialmente notorio tras los disturbios ocurridos en Vitoria el pasado 12 de octubre, donde se produjeron enfrentamientos entre grupos antifascistas y las fuerzas del orden durante una concentración de la Falange.
Pradales no escatimó en palabras al calificar de «inaceptable» la situación actual. En su intervención, hizo un llamado a la responsabilidad de los representantes políticos para condenar estos actos de violencia y evitar que se repitan en el futuro. «Me da pena, vergüenza y rabia ver a jóvenes vascos sembrando la violencia contra la Ertzaintza», afirmó, cuestionando cómo es posible que un joven decida salir a la calle con la intención de amedrentar y causar destrozos. Su mensaje fue claro: la violencia no tiene justificación y es responsabilidad de todos trabajar para erradicarla.
El lehendakari también se refirió a un incidente reciente en el que dos agentes de la Ertzaintza se vieron obligados a cancelar una charla en la Universidad del País Vasco (UPV) debido a un boicot por parte de algunos estudiantes. Pradales condenó este acto, calificándolo de «intolerable» y señalando que la proliferación de ataques a la policía es un retroceso en la convivencia social. En este sentido, enfatizó que la democracia se basa en la tolerancia y el diálogo, no en la violencia.
### La Responsabilidad de los Representantes Públicos
Durante su discurso, Pradales hizo hincapié en la necesidad de que los representantes públicos actúen con responsabilidad y sin ambigüedades. «Como representantes públicos, todos nosotros tenemos el deber de hacerlo, sin medias tintas, sin equidistancias, sin justificaciones», subrayó. Esta declaración resuena en un contexto donde algunos líderes políticos han sido acusados de dar alas a la violencia juvenil al no condenar de manera contundente estos actos.
El lehendakari también recordó que el uso de la violencia no puede ser justificado por el fin que se persigue. «El umbral ético para el uso de la violencia no puede ser relativo», afirmó, destacando que la defensa de los derechos debe ser universal y no depender de la ideología de cada uno. En este sentido, hizo un llamado a la unidad entre los partidos políticos para deslegitimar la violencia en todas sus formas, independientemente de su origen.
Pradales, quien se identificó como parte de una tradición política que ha luchado contra el fascismo, instó a los miembros del Parlamento a reflexionar sobre su compromiso con la paz y la convivencia. «¿Estamos todos de acuerdo con esto? Sí o no?», preguntó, buscando un consenso que permita avanzar hacia una sociedad más pacífica.
### Críticas desde la Oposición
La intervención del lehendakari no pasó desapercibida para la oposición. Javier de Andrés, presidente del PP vasco, criticó la gestión del Departamento de Seguridad, afirmando que la Ertzaintza se encuentra en una situación de «desamparo» y que el Gobierno Vasco ha fallado en su responsabilidad de mantener el orden público. De Andrés cuestionó la capacidad del consejero de seguridad para gestionar los disturbios y mantener la confianza en las fuerzas del orden.
Por su parte, Jon Hernández, parlamentario de Sumar, reprochó al Gobierno Vasco por no haber tomado medidas preventivas para evitar la concentración de la Falange, que él considera un acto de exaltación de la dictadura. Hernández argumentó que el Gobierno ha mostrado inacción ante situaciones que van en contra de la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Euskadi, lo que ha permitido que se produzcan actos que humillan a las víctimas del franquismo.
La situación actual en Euskadi refleja un clima de tensión y polarización que requiere una respuesta firme y unida por parte de todos los actores políticos. La violencia juvenil y los ataques a la Ertzaintza son síntomas de un problema más profundo que necesita ser abordado con urgencia. La defensa de la democracia y la convivencia pacífica debe ser una prioridad para todos, y es fundamental que los líderes políticos se comprometan a trabajar juntos para lograrlo.
