La reciente colocación de una lona en la plaza gorria de Azken Portu, en Zarautz, ha reavivado el recuerdo de Txiki y Otaegi, dos figuras emblemáticas que fueron fusiladas durante el régimen franquista. Este acto de homenaje se produce apenas tres días después de que el Ayuntamiento decidiera retirar una pancarta similar que había sido instalada en el monte Santa Bárbara. La lona, que conmemoraba el 50 aniversario de la muerte de estos dos miembros de ETA, fue retirada por el gobierno local, lo que generó un fuerte debate en la comunidad.
La lona, que fue colocada por el partido Sortu, simbolizaba no solo un tributo a la memoria de Txiki y Otaegi, sino también un recordatorio de las injusticias sufridas durante la dictadura. La decisión del Ayuntamiento de retirar la pancarta fue justificada por la administración local alegando que se había instalado en una zona natural, lo que provocó críticas y descontento entre los vecinos. La lona fue dejada en el suelo del monte Santa Bárbara, pero varios ciudadanos decidieron recogerla y trasladarla a la plaza gorria, donde fue desplegada nuevamente, permitiendo que decenas de personas se fotografiaran junto a ella.
### La Historia de Txiki y Otaegi
Txiki, cuyo nombre real era José Antonio Etxebarria, y Otaegi, conocido como José Luis Otaegi, fueron dos jóvenes que se convirtieron en símbolos de la lucha por la libertad en el País Vasco. Ambos fueron condenados a muerte en un consejo de guerra que, según se ha documentado, vulneró sus derechos a un juicio justo. En 2012, el Gobierno Vasco, bajo la dirección del lehendakari Patxi López, reconoció a Txiki y Otaegi como víctimas de abuso policial, un paso significativo que buscaba reparar el daño causado por el sistema judicial de la época.
El reconocimiento de su condición de víctimas fue un acto de justicia tardía que marcó un hito en la memoria histórica del País Vasco. La historia de estos dos jóvenes es un recordatorio de las luchas pasadas y de la necesidad de seguir trabajando por la verdad y la justicia en un contexto donde la memoria histórica sigue siendo un tema delicado y divisivo.
### Reacciones de la Comunidad
La reacción de la comunidad ante la retirada de la lona fue inmediata. Muchos vecinos expresaron su descontento a través de redes sociales y en reuniones comunitarias, argumentando que el homenaje a Txiki y Otaegi era un acto de memoria colectiva que no debería ser silenciado. La decisión del Ayuntamiento fue vista como un intento de borrar una parte de la historia que aún resuena en la memoria de muchos.
El acto de volver a colocar la lona en la plaza gorria no solo fue un gesto simbólico, sino también una manifestación de la resistencia de la comunidad para mantener viva la memoria de aquellos que sufrieron injusticias. La participación activa de los ciudadanos en este homenaje refleja un deseo profundo de recordar y honrar a quienes han sido olvidados por el sistema.
Además, este evento ha generado un debate más amplio sobre la memoria histórica en el País Vasco y la necesidad de reconocer las diversas narrativas que han formado parte de su historia reciente. La lucha por la memoria y la justicia sigue siendo un tema candente, y actos como el de la lona en Zarautz son un recordatorio de que la historia no debe ser olvidada, sino que debe ser discutida y recordada en su totalidad.
La colocación de la lona en la plaza gorria de Azken Portu es un ejemplo de cómo la memoria colectiva puede ser un motor de cambio y un llamado a la reflexión sobre el pasado. A medida que la comunidad continúa enfrentándose a los desafíos de la reconciliación y la memoria histórica, actos como este son esenciales para mantener viva la conversación sobre la justicia y la verdad en el contexto del País Vasco. La historia de Txiki y Otaegi, aunque dolorosa, es también una historia de resistencia y lucha por un futuro más justo y equitativo.