Haurralde Fundazioa, con casi tres décadas de trayectoria, se ha consolidado como una organización feminista comprometida con la defensa de los derechos humanos y la equidad de género. Su enfoque integral combina la cooperación internacional con la promoción de la equidad de género y la educación para la transformación social. En un contexto global cada vez más complejo, la fundación enfrenta nuevos desafíos, como el avance de movimientos conservadores y la reducción de fondos para la cooperación.
La directora de Haurralde, Patricia Viviana Ponce, destaca que la clave del éxito de la organización ha sido su capacidad de adaptación y especialización. A lo largo de los años, han diversificado sus fuentes de sostenibilidad y han mantenido un enfoque en la prevención de la violencia de género y el empoderamiento de mujeres y niñas. «Nuestros principales ejes de acción son la prevención de la violencia de género, la erradicación del racismo y el empoderamiento de mujeres y niñas como un proceso continuo hacia la independencia», afirma Ponce.
La fundación se distingue por su praxis feminista y su enfoque basado en los derechos humanos. Aunque es una organización pequeña, cuenta con un capital humano fuerte y comprometido. Haurralde no solo trabaja con mujeres migrantes, sino que también impulsa el desarrollo profesional de las técnicas y profesionales vascas que forman parte de su equipo. Esta interconexión entre lo local y lo global es fundamental para su misión.
En los últimos años, Haurralde ha sido testigo de cambios profundos en la sociedad, especialmente en el contexto sociopolítico actual, que está marcado por el avance de movimientos conservadores que cuestionan derechos previamente conquistados. Ponce señala que la negación de la violencia machista es un claro ejemplo de este retroceso. «Lo que antes fue un logro en visibilización, ahora está siendo puesto en duda, lo que nos obliga a reforzar estrategias para contrarrestar estos discursos», explica.
Además, la reducción de fondos para la cooperación internacional ha impactado directamente en programas esenciales relacionados con derechos sexuales y reproductivos, salud materno-infantil y prevención de la violencia. Ponce menciona que el cese casi total de las actividades de cooperación de Estados Unidos es un caso extremo que afecta a muchas organizaciones que dependen de estos fondos.
La violencia de género sigue siendo una realidad preocupante, y es fundamental contar con equipos formados y administraciones comprometidas para combatirla. La fundación también destaca la necesidad de abordar el sistema de cuidados, que sigue recayendo desproporcionadamente en las mujeres, especialmente en aquellas que son migrantes. La prevención del racismo es otra asignatura pendiente, y es crucial generar nuevas metodologías educativas para abordar estas desigualdades.
El rol de las organizaciones como Haurralde es clave en este panorama. Ponce enfatiza la importancia de reforzar la incidencia y exigir compromisos firmes para seguir avanzando en la defensa de los derechos humanos y la equidad de género. La fundación continúa trabajando para construir redes y estrategias que garanticen una sociedad más justa e inclusiva, enfrentando los desafíos actuales con determinación y compromiso.
En resumen, Haurralde Fundazioa se ha convertido en un referente en la lucha por la equidad de género y los derechos humanos, adaptándose a los cambios sociales y políticos y manteniendo su enfoque en la prevención de la violencia de género y el empoderamiento de mujeres y niñas. Su labor es más relevante que nunca en un contexto donde los derechos fundamentales están siendo cuestionados y donde la necesidad de organizaciones comprometidas es crucial para avanzar hacia una sociedad más equitativa.