La Vía Verde de Arrazola se presenta como una opción ideal para quienes buscan disfrutar de un recorrido accesible y lleno de historia en el entorno natural del valle vizcaíno. Este camino, que se extiende a lo largo de cinco kilómetros, sigue el trazado de un antiguo ferrocarril minero que operó en la región hasta mediados del siglo XX. Con un inicio en el barrio de Apatamonasterio y un final en la antigua estación de Errotabarri, la ruta es perfecta para familias, ciclistas y paseantes ocasionales.
### Un Recorrido Accesible y Seguro
La Vía Verde de Arrazola ha sido diseñada para ser accesible para todos. Su superficie de grava compacta y la señalización continua hacen que sea una ruta segura y fácil de recorrer. A lo largo del camino, los visitantes pueden disfrutar de un paisaje que combina campos de cultivo, frondosos bosques y caseríos históricos, lo que ofrece una representación auténtica de la Bizkaia más rural.
El recorrido se puede completar en aproximadamente una hora y media, dependiendo del ritmo de cada persona y de las paradas que se realicen. A lo largo del trayecto, hay bancos y zonas de descanso bien distribuidas, lo que permite disfrutar del entorno natural sin prisas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no hay fuentes ni aseos públicos, por lo que se recomienda llevar agua y planificar el aparcamiento en las calles cercanas al inicio de la ruta.
Uno de los aspectos más destacados de la Vía Verde es su accesibilidad para personas con movilidad reducida y para aquellos que utilizan carritos infantiles. Esto la convierte en una opción perfecta para un día en familia o para disfrutar de un paseo tranquilo en pareja o con amigos.
### Historia y Patrimonio en Cada Paso
El origen de la Vía Verde de Arrazola se remonta a principios del siglo XX, cuando se construyó una línea ferroviaria para transportar mineral desde las canteras cercanas hasta Durango. Este ferrocarril fue fundamental para el desarrollo industrial de la zona durante varias décadas. Sin embargo, con el cierre de la línea en los años noventa, el tramo fue transformado en una vía verde, permitiendo a los visitantes disfrutar de su belleza natural y de su rica historia.
A lo largo del recorrido, los visitantes pueden encontrar varios puntos de interés que hacen que la ruta sea aún más atractiva. Uno de los primeros es la estación restaurada de Apatamonasterio, que cuenta con un panel explicativo que contextualiza el origen de la vía. A medida que se avanza, el camino se adentra en un entorno natural donde se puede observar una rica vegetación autóctona y fauna local, lo que añade un valor ecológico al recorrido.
Cerca de Marzana, los restos de las construcciones del ferrocarril y los caseríos tradicionales son testigos del pasado industrial de la región. Uno de estos caseríos, que data de 1509, es considerado uno de los más antiguos de Bizkaia y presenta una inscripción en su fachada que atestigua su historia. Además, a mitad de camino, los excursionistas cruzan un puente metálico sobre un pequeño arroyo, y poco después se encuentran con un carro de madera tradicional, restaurado y expuesto como muestra etnográfica.
Al llegar a Arrazola, los visitantes pueden admirar la ermita de San Roque, un edificio de piedra que se erige como un punto de referencia antes de finalizar el recorrido. En Errotabarri, los bancos y mesas de descanso ofrecen un lugar perfecto para relajarse y disfrutar del entorno antes de dar por concluido el trayecto.
### Un Plan Ideal para el Ocio
La Vía Verde de Arrazola no solo es un recorrido que invita a disfrutar de la naturaleza, sino que también se presenta como una alternativa perfecta para un plan de medio día al aire libre. Su accesibilidad, el buen estado de conservación y la combinación de paisaje, historia e infraestructura recuperada la convierten en una opción ideal para quienes buscan desconectar de la rutina diaria.
El sendero, que carece de desniveles significativos, permite disfrutar de un paseo tranquilo en medio de la naturaleza, algo que resulta especialmente atractivo en esta época del año. Además, desde el final de la vía en El Tope, es posible continuar el paseo por sendas rurales que ofrecen vistas panorámicas del valle y del monte Anboto, aunque estas alternativas requieren una mejor preparación y un calzado adecuado.
La Vía Verde de Arrazola es, sin duda, un tesoro escondido que invita a ser explorado. Ya sea para una caminata en familia, un paseo en bicicleta o simplemente para disfrutar de la tranquilidad del entorno, este recorrido es una opción que no decepcionará a quienes busquen una experiencia única en la naturaleza.