Las elecciones recientes en Filipinas han puesto de manifiesto la complejidad del panorama político del país, donde los clanes de los Marcos y los Duterte se enfrentan en una lucha por el poder. Ferdinand «Bongbong» Marcos, actual presidente y heredero de la dictadura de su padre, ha tomado decisiones arriesgadas que han afectado su popularidad y la de su administración. La entrega de Rodrigo Duterte, su predecesor, al Tribunal Penal Internacional (TPI) ha sido un punto de inflexión que ha desencadenado una serie de eventos que han llevado a un cambio en la dinámica política del país.
La reciente elección ha sido un claro reflejo de la opinión pública, donde Rodrigo Duterte, a pesar de estar encarcelado, ha logrado una victoria aplastante en la alcaldía de Davao, obteniendo cerca del 85% de los votos. Este resultado no solo valida la popularidad de Duterte, sino que también representa un desafío directo para Ferdinand Marcos, quien ha visto cómo su aprobación ha caído al 25%. La vicepresidenta Sara Duterte, hija de Rodrigo, ha emergido como una figura clave, respaldando a candidatos que han logrado obtener escaños en el Senado, lo que podría influir en la política futura del país.
### La Estrategia de los Duterte y su Impacto en el Senado
La plataforma DuterTen, formada por un grupo de senadores apoyados por los Duterte, ha sido fundamental en estas elecciones. La estrategia ha sido clara: consolidar el poder de la familia Duterte y desafiar la autoridad de los Marcos. La elección de senadores como Christopher «Bong» Go, quien ha sido uno de los más votados, demuestra que la influencia de Duterte sigue siendo fuerte en el país. Además, la participación de figuras como Bato de la Rosa, conocido por su papel en la controvertida guerra contra las drogas de Duterte, resalta la continuidad de la política de mano dura que caracterizó su administración.
El Senado se convierte en un campo de batalla crucial, ya que se espera que valide o no la inhabilitación de Sara Duterte por parte del Congreso. Esta decisión podría tener repercusiones significativas en su futuro político y en las elecciones presidenciales de 2028, donde se le considera una de las favoritas. La posibilidad de que el Senado no logre reunir los dos tercios necesarios para revocar su mandato es un factor que podría cambiar el rumbo de la política filipina en los próximos años.
### La Polarización Geopolítica y su Influencia en la Política Interna
La política en Filipinas no solo se ve afectada por las luchas internas entre clanes, sino también por la creciente polarización geopolítica entre Estados Unidos y China. Durante las últimas décadas, los presidentes filipinos han oscilado entre una postura pro-estadounidense y una más cercana a China. Rodrigo Duterte fue conocido por su acercamiento a Pekín, mientras que Ferdinand Marcos II ha adoptado una postura más alineada con Washington, restableciendo la presencia militar estadounidense en el país.
Esta división ha llevado a Filipinas a convertirse en un actor clave en la confrontación entre Estados Unidos y China en el Mar de China Meridional. La política exterior de Marcos ha sido criticada por algunos sectores que ven en ella una traición a los intereses nacionales, especialmente en un contexto donde las relaciones comerciales con China se han deteriorado. Las exportaciones filipinas a China han disminuido, lo que ha generado preocupaciones sobre el impacto económico de esta nueva alineación.
La situación se complica aún más con la inestabilidad económica que enfrenta el país, donde los compromisos de inversión extranjera han caído drásticamente. La pérdida de poder adquisitivo entre los filipinos es un tema recurrente que podría influir en futuras elecciones, ya que los ciudadanos buscan respuestas y soluciones a sus problemas cotidianos.
A medida que se desarrollan estos eventos, el futuro político de Filipinas parece incierto. La lucha entre los clanes de los Marcos y los Duterte, junto con la influencia de factores externos, crea un escenario complejo que podría tener repercusiones significativas en la dirección del país. Las elecciones recientes han demostrado que, a pesar de la aparente polarización, hay un deseo de cambio entre la población, lo que podría abrir nuevas oportunidades para líderes emergentes que busquen distanciarse de las viejas dinastías.