El Partido Nacionalista Vasco (PNV) ha marcado un hito significativo en su historia al reintegrar su sede histórica en la avenida Marceau de París, un lugar que simboliza el exilio vasco y que fue arrebatado durante la ocupación nazi y posteriormente entregado al régimen franquista. Este evento, que se celebra el sábado, no solo representa la recuperación de un espacio físico, sino también un acto de justicia histórica que repara una injusticia que ha perdurado durante décadas.
### La Historia Detrás de la Sede
La historia del edificio en la avenida Marceau es un relato de resistencia y lucha. La adquisición del inmueble se realizó en septiembre de 1936, gracias a la generosa aportación de la diáspora vasca en América, que permitió al tesorero Heliodoro de la Torre formalizar la compra justo antes de que José Antonio Aguirre asumiera el cargo como primer lehendakari. Este edificio no solo fue un refugio político y diplomático durante los años más oscuros de la guerra civil y la dictadura franquista, sino que también se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad y la identidad vasca.
Sin embargo, la historia del PNV en este lugar se tornó trágica cuando, tras la victoria franquista, el edificio fue incautado y utilizado por el régimen. Durante años, el PNV luchó por recuperar este espacio que había sido un bastión de la resistencia vasca. La restitución del inmueble se ha hecho posible gracias a la Ley de Memoria Democrática, que busca reparar las injusticias del pasado y devolver a las instituciones y organizaciones que fueron despojadas de sus bienes durante la dictadura.
### Un Acto Cargado de Simbolismo
La reapertura de la sede en París es un evento cargado de simbolismo que reúne a figuras clave del PNV, incluyendo a la actual dirección del Euzkadi Buru Batzar, así como a representantes de las Juntas Generales de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa. La presencia del lehendakari Imanol Pradales y otros miembros del gobierno vasco subraya la importancia institucional del acto. Este evento no solo celebra la recuperación de un edificio, sino que también reafirma el compromiso del PNV con la memoria democrática y la defensa de los derechos del pueblo vasco.
La secretaria del EBB, Maitane Ipiñazar, destacó que la devolución del inmueble no solo repara una injusticia histórica, sino que también devuelve a Euskadi «un pedazo de su historia». Aunque aún no se ha decidido el uso que se dará al edificio, el PNV lo reivindica como un símbolo de libertad y continuidad institucional. La recuperación de la sede de Marceau cierra un capítulo de expolio y reafirma el compromiso del partido con la memoria democrática, al tiempo que fortalece su proyección internacional desde un lugar que fue clave en la resistencia al franquismo.
### El Futuro del Edificio
A pesar de que el edificio ha sido utilizado por el Estado español y ocupado por el Instituto Cervantes en las últimas décadas, la salida anticipada de esta institución cultural ha permitido al PNV recuperar la sede antes de lo previsto. Inicialmente, se había fijado el año 2030 como fecha para la restitución definitiva, pero la situación actual ha acelerado este proceso.
El futuro del inmueble es incierto, pero su recuperación es un paso importante para el PNV y para la memoria colectiva del pueblo vasco. La sede no solo representa un espacio físico, sino que también es un recordatorio de la lucha por la libertad y la autodeterminación. La ikurriña, bandera del pueblo vasco, ondea nuevamente en París, simbolizando la resistencia y la esperanza de un futuro en el que la memoria histórica sea reconocida y valorada.
Este acto de reapertura no solo es un triunfo para el PNV, sino también para todos aquellos que han luchado por la justicia y la memoria en el contexto de la historia reciente de España. La recuperación de la sede en la avenida Marceau es un testimonio del compromiso del PNV con su legado y su historia, y un recordatorio de que la lucha por la libertad y la justicia continúa.