En la era del streaming, donde plataformas como Netflix, Amazon Prime y HBO Max dominan el entretenimiento, el fenómeno del ‘binge-watching’ se ha convertido en una práctica común entre los espectadores. Sin embargo, este hábito de ver múltiples episodios de una serie de forma continua puede tener efectos adversos en nuestra memoria y en la forma en que elegimos el contenido que consumimos. Expertos de la Universitat Oberta de Catalunya han identificado dos fenómenos que afectan a los consumidores: la ‘memoria de pez’ y el ‘efecto túnel’. Estos conceptos no solo revelan cómo el consumo excesivo de contenido puede influir en nuestra cognición, sino que también plantean preguntas sobre la calidad de nuestra experiencia de visualización.
La ‘memoria de pez’ se refiere a la dificultad que experimentamos para recordar detalles de una serie cuando comenzamos una nueva temporada. La profesora Elena Neira, experta en comunicación audiovisual, explica que este fenómeno está relacionado con la forma en que consumimos contenido en bloque. Al ver varios episodios de una sola vez, el cerebro se satura de información, lo que dificulta la codificación y el almacenamiento de recuerdos. Neira señala que, al no permitirnos reflexionar o comentar sobre lo que hemos visto, perdemos la oportunidad de conectar la nueva información con lo que ya sabemos, lo que es esencial para la consolidación de la memoria a largo plazo.
Desde la perspectiva de la neuropsicología, Juan Luis García Fernández, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud, confirma que el problema no radica en tener una mala memoria, sino en la sobrecarga de información. Para que un recuerdo se asiente en nuestra memoria, es necesario prestarle atención, comprenderlo y relacionarlo con experiencias previas. Cuando consumimos contenido de manera apresurada, como al ver una serie completa en una sola sesión, el contenido no se consolida adecuadamente, lo que resulta en una pérdida de información valiosa.
El ‘efecto túnel’ es otro fenómeno que se ha vuelto evidente en el consumo de contenido en plataformas de streaming. A pesar de que estas plataformas ofrecen una amplia variedad de opciones, muchos usuarios tienden a ver siempre lo mismo, limitando su experiencia. Neira argumenta que el algoritmo de recomendación de estas plataformas crea un espectador activo en el consumo, pero pasivo en la elección. Esto significa que, aunque tenemos acceso a un catálogo extenso, a menudo terminamos viendo solo lo que el algoritmo sugiere, lo que puede llevar a una experiencia de visualización monótona.
García Fernández explica que el ‘efecto túnel’ se produce cuando el cerebro se adapta a patrones de consumo predecibles. La tendencia a repetir lo que ya conocemos se ve reforzada por el sistema de recompensa del cerebro, que se activa al ver títulos que nos resultan familiares o atractivos. Esto limita nuestra capacidad para explorar nuevas opciones y experimentar con diferentes géneros o narrativas. La atención selectiva juega un papel crucial aquí, ya que nuestras experiencias previas influyen en lo que decidimos ver. La atención ‘bottom-up’, guiada por el algoritmo, se opone a la atención ‘top-down’, que requiere un esfuerzo consciente para buscar y explorar contenido nuevo.
Las consecuencias de estos fenómenos son significativas. Según García, la plasticidad cerebral, que es la capacidad del cerebro para adaptarse y aprender, se ve afectada por la falta de exposición a nuevos retos y aprendizajes. Si nuestro consumo de contenido se limita a lo predecible, nuestra capacidad para desarrollar habilidades críticas y cognitivas se reduce. Por otro lado, ver una variedad de contenidos puede activar áreas del cerebro relacionadas con el pensamiento crítico y el aprendizaje, lo que contribuye a una reserva cognitiva más robusta.
El libro ‘Streaming Wars’ de Elena Neira aborda cómo la competencia entre plataformas de streaming ha intensificado esta saturación de contenido. Neira argumenta que la capacidad de elección del usuario es inversamente proporcional al tamaño del catálogo. A medida que las plataformas crecen, los usuarios pueden sentirse abrumados por la cantidad de opciones, lo que puede llevar a una disminución en la calidad de su experiencia de visualización.
Para contrarrestar estos efectos, tanto Neira como García sugieren que los espectadores deben recuperar el control sobre su consumo de contenido. Espaciar el visionado, elegir conscientemente lo que se quiere ver y comentar sobre las series puede mejorar tanto la experiencia como la salud cognitiva. Al hacerlo, no solo se enriquece la experiencia de visualización, sino que también se fomenta una mejor retención de la información y un mayor disfrute del contenido. En un mundo donde el streaming se ha convertido en la norma, es esencial que los espectadores sean conscientes de cómo sus hábitos de consumo pueden afectar su memoria y su capacidad para disfrutar de la diversidad de historias que el entretenimiento tiene para ofrecer.