La reciente sesión en el Congreso ha puesto de manifiesto la fragilidad del Gobierno de Pedro Sánchez, especialmente en el contexto del escándalo de corrupción que ha salpicado al PSOE. A pesar de las tensiones y las acusaciones, el presidente logró salir airoso de un pleno que muchos anticipaban como un momento crítico. Sin embargo, el apoyo del PNV, aunque presente, se ha vuelto más condicional, lo que plantea interrogantes sobre la estabilidad del Ejecutivo en los próximos meses.
### La situación actual del Gobierno
El caso de Santos Cerdán, ex secretario de Organización del PSOE, ha generado un ambiente de incertidumbre en la política española. Cerdán se encuentra en prisión, y su predecesor, José Luis Ábalos, está bajo investigación por varios delitos graves, incluyendo pertenencia a organización criminal y tráfico de influencias. A pesar de este contexto, el Gobierno ha logrado mantener el apoyo de sus aliados, aunque con advertencias claras sobre la necesidad de abordar la corrupción de manera efectiva.
Durante el pleno, el Partido Popular (PP) no escatimó en críticas hacia Sánchez, acusándolo de estar involucrado en un «abominable negocio» relacionado con la corrupción. Sin embargo, el presidente se mostró confiado, afirmando que había «salvado» la situación y que sus aliados no estaban dispuestos a arriesgarse a unas elecciones anticipadas, lo que les obligaría a alinearse con el PP y Vox.
El PNV, por su parte, ha mantenido su apoyo, pero con un tono de advertencia. La portavoz del partido, Maribel Vaquero, expresó su descontento con la falta de explicaciones por parte de Sánchez, sugiriendo incluso que el presidente debería considerar dimitir si no puede garantizar que la corrupción no afecte al PSOE ni al Gobierno. Esta postura refleja una creciente desconfianza que podría complicar la gobernabilidad en el futuro.
### La respuesta de los aliados del Gobierno
A pesar de las críticas, los aliados del Gobierno, como Sumar y EH Bildu, han optado por no poner en peligro la legislatura. Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y portavoz de Sumar, mostró su apoyo a Sánchez, a pesar de la angustia que sienten sus votantes. La decisión de no hundir la legislatura parece estar motivada por el temor a las consecuencias de unas elecciones anticipadas, que podrían beneficiar a la oposición.
EH Bildu, aunque crítico, también ha ofrecido su mano al Gobierno para ayudar a implementar cambios necesarios. Sin embargo, han dejado claro que no tolerarán la corrupción estructural y que su apoyo dependerá de la capacidad del Ejecutivo para abordar estos problemas de manera efectiva. Esta dinámica de apoyo condicionado podría ser un factor determinante en la estabilidad del Gobierno en el futuro.
La situación actual del Gobierno de Sánchez es un reflejo de la complejidad del panorama político en España. A medida que se acercan las elecciones de 2027, la presión sobre el Ejecutivo para demostrar su capacidad de gobernar sin corrupción se intensificará. Los partidos aliados deben equilibrar sus propias agendas políticas con la necesidad de mantener la estabilidad del Gobierno, lo que podría llevar a tensiones adicionales en el futuro.
El caso Cerdán ha puesto de relieve no solo la vulnerabilidad del PSOE, sino también la fragilidad de las alianzas políticas en un contexto donde la corrupción se ha convertido en un tema central. A medida que los partidos evalúan sus posiciones y estrategias, el futuro del Gobierno de Sánchez podría depender de su capacidad para navegar por estas aguas turbulentas y mantener la confianza de sus aliados.