El sector del gran consumo en España se encuentra en un momento crucial, enfrentando desafíos significativos y oportunidades emergentes. En el marco del 40º Congreso del Gran Consumo, José María Bonmatí, director general de Aecoc, compartió su visión sobre el estado actual del sector y las proyecciones para el futuro. Este evento, que reúne a fabricantes y distribuidores, busca fomentar el diálogo y la colaboración en un entorno marcado por la incertidumbre geopolítica y cambios en el comportamiento del consumidor.
### Un Entorno de Incertidumbre y Crecimiento Moderado
El gran consumo ha demostrado una notable capacidad de resistencia ante crisis inesperadas, como el apagón y la incertidumbre en torno a los aranceles. A pesar de estos desafíos, Bonmatí considera que el año ha sido positivo para el sector, con un crecimiento de volúmenes estimado entre el 3% y el 4%. Este crecimiento se atribuye a varios factores, incluyendo el aumento de la población y un repunte en el turismo, que ha crecido un 5,6% en comparación con el año anterior.
Sin embargo, la confianza del consumidor sigue siendo un tema preocupante. A pesar de la mejora en la renta disponible y una inflación más controlada, los consumidores se muestran cautelosos. La renta disponible, el acceso a la vivienda y los salarios de entrada crean asimetrías en el consumo, lo que significa que, aunque el entorno es más positivo, la percepción del consumidor aún es frágil. En términos de valor, se espera que el crecimiento sea de entre un 4% y un 5%, lo que refleja una corrección en la relación entre precios y volúmenes tras la crisis inflacionaria.
A pesar de estos avances, ciertos productos, como el café y la carne, siguen enfrentando incrementos significativos en sus precios, lo que podría afectar el comportamiento de compra de los consumidores. La formación de precios de las materias primas está influenciada por múltiples factores, incluidos los costes medioambientales y las tensiones internacionales, aunque Bonmatí asegura que estas tensiones no alcanzan los niveles de crisis anteriores.
### Adaptación a un Nuevo Consumidor
El consumidor actual ha cambiado drásticamente en la era post-COVID y tras la crisis inflacionaria. Ahora, los consumidores valoran más las experiencias y la socialización, lo que se traduce en un comportamiento de compra más selectivo. Ahorran en categorías donde pueden y gastan en lo que realmente desean. Este cambio ha llevado a una fragmentación en las compras, donde los consumidores aprovechan la diversidad de ofertas y formatos comerciales disponibles.
Las cadenas de distribución están adaptándose a este nuevo perfil de consumidor. En el sector de la alimentación, la apertura de nuevas tiendas sigue siendo una estrategia clave, mientras que en categorías como el textil y los electrodomésticos, se observa una racionalización de la red de tiendas físicas. Las inversiones se dirigen hacia tiendas más flexibles y experienciales, en respuesta al auge del comercio online. La omnicanalidad se ha vuelto esencial para ofrecer una experiencia de compra sin fricciones.
La competencia entre marcas de fabricante y marcas de distribuidor también ha evolucionado. Aunque las marcas de distribución han ganado terreno gracias a su enfoque en precios competitivos, ahora buscan diferenciarse ofreciendo productos exclusivos y de calidad. Por su parte, las marcas de fabricante deben adaptarse a un entorno más complejo, donde la atención del consumidor está fragmentada y la conexión emocional se vuelve crucial.
La presión regulatoria sigue siendo un desafío para el sector, con un gran número de normativas que afectan a las pequeñas y medianas empresas. La necesidad de cumplir con estas regulaciones puede desviar recursos valiosos y limitar la capacidad de innovación. Sin embargo, Bonmatí destaca que muchas empresas ya están comprometidas con la sostenibilidad y la reducción del desperdicio alimentario, impulsadas tanto por la responsabilidad social como por la presión del consumidor.
En cuanto a la sostenibilidad, el sector enfrenta retos significativos relacionados con los envases y la economía circular. La responsabilidad ampliada del producto implica que las empresas no solo deben gestionar sus envases, sino también hacerse cargo de los residuos generados. Este cambio requiere una adaptación logística y económica considerable, especialmente en sectores como el de bebidas, donde se venden miles de millones de envases al año.
Finalmente, el sector del gran consumo también enfrenta un reto en la atracción y retención de talento. La escasez de mano de obra, agravada por el envejecimiento de la población, plantea un desafío crítico. La tasa de actividad en España está por debajo de la media europea, lo que subraya la necesidad de maximizar la participación laboral. La formación y dignificación de las profesiones en el sector son esenciales para asegurar un futuro sostenible y competitivo.
El gran consumo en España se encuentra en una encrucijada, donde la adaptación a un entorno cambiante y la atención a las necesidades del consumidor serán clave para su éxito en los próximos años. Las empresas que logren equilibrar la innovación, la sostenibilidad y la atención al cliente estarán mejor posicionadas para prosperar en este nuevo panorama.