La creciente tensión en el mercado de la vivienda en España ha llevado a un aumento significativo en el alquiler de habitaciones, especialmente en las grandes ciudades y zonas turísticas. Este fenómeno, que se ha vuelto cada vez más común, responde a la incapacidad de muchas familias, jóvenes y migrantes para acceder a un alquiler completo debido a los altos precios en relación con sus ingresos. La falta de información pública y de normativa específica sobre esta modalidad de alquiler ha contribuido a su expansión, convirtiéndose en una opción viable para quienes buscan un techo.
### Modalidades del Alquiler de Habitaciones
El alquiler de habitaciones se presenta en varias modalidades, cada una con sus particularidades. La más común es aquella en la que un propietario alquila su vivienda por habitaciones, permitiendo a los inquilinos compartir el espacio. En otro formato, el dueño de la vivienda reside en ella y alquila una o varias habitaciones a inquilinos. La tercera modalidad implica que el propietario alquila su vivienda completa a una empresa, que luego subarrienda las habitaciones con el permiso del dueño, conocido como «rent to rent». Por último, existe la opción en la que un inquilino alquila un piso y lo subarrienda por habitaciones, lo que puede ser legal o ilegal.
Ciudades como Madrid y Barcelona son testigos de estas modalidades, y se ha comenzado a observar una quinta opción: el alquiler de habitaciones compartidas, aunque esta es aún minoritaria. Los precios de estas habitaciones han ido en aumento, superando los 500 euros al mes en promedio, lo que refleja la creciente demanda de este tipo de alojamiento.
Un claro ejemplo de esta situación es el caso de Encarnación González, una jubilada que, tras separarse de su pareja, se mudó a Valencia. Con una pensión de 825 euros, se ve obligada a compartir un piso con tres personas más, ya que no puede permitirse alquilar un lugar solo para ella. Esta realidad se repite en muchos hogares, donde la única opción viable es compartir un espacio con otros.
### La Realidad del Mercado de Alquiler
El alquiler de habitaciones ha proliferado en los últimos años, especialmente en barrios humildes de las grandes ciudades. A medida que el mercado se ha ido tensionando, ha aumentado la proporción de viviendas compartidas. Sin embargo, las administraciones no cuentan con registros públicos que permitan conocer cuántas viviendas están alquiladas por varios inquilinos, lo que dificulta la comprensión del alcance de esta modalidad. Los datos disponibles provienen principalmente de portales inmobiliarios, que ofrecen una visión limitada de la oferta real.
Según Idealista, el precio medio de una habitación de alquiler en España es de 420 euros al mes, con un crecimiento del 7% en la oferta de habitaciones en pisos compartidos en el primer trimestre de 2025. Por su parte, Fotocasa estima que el precio medio es de 520 euros mensuales, lo que indica que los inquilinos enfrentan costos más altos que nunca. La demanda de habitaciones también ha crecido, alcanzando un 8% en el mismo periodo.
La situación es crítica para aquellos que no pueden pagar un alquiler completo. Estrella, una madre salvadoreña que comparte una habitación con sus dos hijos en Madrid, describe su vida en un espacio reducido donde todos duermen, estudian y comparten la vida diaria. Aunque tiene acceso a una cocina y un baño, la falta de privacidad y espacio es una realidad que muchos enfrentan. Su arrendador les alquila una vivienda que él mismo ha arrendado a un tercero, lo que refleja la complejidad y precariedad del mercado actual.
Para los propietarios, el alquiler de habitaciones puede resultar más rentable que el alquiler tradicional, con una rentabilidad promedio del 9,3% frente al 6,1% del alquiler convencional. Esta modalidad también requiere menos atención que un piso turístico, lo que ha llevado a la aparición de empresas especializadas en el alquiler de pisos compartidos, como Badi y Spotahome.
### La Falta de Regulación y sus Consecuencias
A pesar del crecimiento del alquiler de habitaciones, este sector no cuenta con una regulación específica en España. La Ley de Arrendamientos Urbanos menciona que los arrendamientos para uso distinto del de vivienda se rigen por la voluntad de las partes, lo que significa que no es obligatorio crear un contrato formal para alquilar una habitación. Esta falta de regulación deja a muchos inquilinos vulnerables, especialmente aquellos con menor poder adquisitivo.
Cataluña ha tomado la delantera en este aspecto, aprobando un decreto ley que establece que los arrendamientos de habitaciones tendrán los mismos límites de precios que los alquileres convencionales. Esto significa que todas las viviendas destinadas a satisfacer la necesidad de vivienda se considerarán arrendamientos de vivienda permanente, independientemente de su duración. Barcelona, por su parte, se ha convertido en la ciudad española con los precios de alquiler de habitaciones más altos, alcanzando una media de 600 euros, frente a los 560 euros en Madrid.
La situación del alquiler de habitaciones en España es un reflejo de la crisis habitacional que enfrenta el país, donde cada vez más personas se ven obligadas a buscar soluciones alternativas para poder acceder a un hogar. La falta de regulación y la creciente demanda de este tipo de alojamiento son factores que requieren atención urgente por parte de las autoridades para garantizar condiciones de vida dignas para todos los ciudadanos.