El Amorebieta ha confirmado su descenso a la Segunda RFEF tras una temporada llena de altibajos y dificultades. A falta de tres jornadas para el final de la liga, el equipo vizcaíno se despidió de la Primera Federación con una derrota en el derbi contra el Barakaldo, lo que selló su destino en la categoría inferior. Este resultado ha dejado a los aficionados con un sabor amargo, ya que el equipo había comenzado la temporada con esperanzas renovadas tras su regreso a Urritxe, su estadio, donde se esperaban grandes cosas.
Desde el inicio de la temporada, el Amorebieta ha estado luchando por salir de los puestos de descenso. A pesar de contar con un plantel que combinaba juventud y experiencia, el equipo no logró encontrar la consistencia necesaria para competir en la liga. La llegada de Natxo González como nuevo entrenador trajo consigo un cambio en la dirección del equipo, pero los resultados no fueron los esperados. Durante la primera parte de la temporada, el equipo solo logró acumular seis puntos en diez jornadas, lo que lo dejó en una posición muy comprometida.
El inicio de la temporada fue especialmente complicado bajo la dirección de Julen Guerrero, quien no pudo encontrar la fórmula adecuada para que el equipo funcionara. A pesar de que su propuesta futbolística era atractiva, con un enfoque en el juego de posesión, los resultados no acompañaron. La falta de victorias fuera de casa fue un factor determinante que afectó gravemente al equipo. Solo lograron una victoria como visitantes, en un partido que llegó cuando ya era demasiado tarde para cambiar el rumbo de la temporada.
A medida que avanzaba la liga, el Amorebieta logró mejorar sus números, especialmente en la segunda vuelta, donde sumaron diecisiete puntos. Sin embargo, esta mejora no fue suficiente para evitar el descenso. La falta de un inicio sólido y la incapacidad para mantener una racha de buenos resultados fueron factores que pesaron en el rendimiento del equipo. A pesar de los esfuerzos de González, el equipo no pudo escapar de la zona de descenso y terminó consumando su descenso de forma matemática.
El descenso del Amorebieta es aún más doloroso considerando que se produce en un año significativo: el centenario del club. Las expectativas eran altas, especialmente después de haber logrado un ascenso reciente a la división de plata. Sin embargo, la historia se ha repetido de manera negativa, con el equipo descendiendo por segunda vez consecutiva. Este hecho ha dejado a los aficionados decepcionados y con la esperanza de que el club pueda recuperarse en el futuro.
Otro aspecto a considerar en el análisis de la temporada es la alta rotación en el plantel y el cuerpo técnico. Con la salida de jugadores clave y la llegada de nuevos fichajes, el equipo no logró encontrar la estabilidad necesaria. Solo el portero Marino repitió en la alineación titular, lo que refleja la falta de continuidad en el equipo. Las incorporaciones de jugadores como Masllorens, Javi Sola, Eric y Vicandi no lograron tener el impacto deseado, lo que contribuyó a la falta de cohesión en el grupo.
El Amorebieta ha tenido que lidiar con un comienzo errático y una serie de resultados negativos que han marcado su temporada. La presión de competir en una liga exigente, combinada con la falta de victorias y la inestabilidad en el banquillo, ha llevado al equipo a una situación crítica. A medida que se acercan las últimas jornadas, el club deberá reflexionar sobre lo que salió mal y cómo pueden reconstruir su imagen y su plantilla para la próxima temporada en la Segunda RFEF.
La afición del Amorebieta, que siempre ha estado al lado del equipo, ahora espera que el club tome las decisiones correctas para volver a la senda del éxito. La historia del club está llena de altibajos, y aunque este descenso es un golpe duro, también puede ser una oportunidad para reconstruir y volver más fuertes en el futuro.