El valle de Orozko, un rincón poco conocido de Bizkaia, se encuentra escondido entre montañas y valles, ofreciendo un paisaje verde y sereno que contrasta con la prisa de la vida moderna. Este municipio, que también lleva el nombre del valle, está situado entre la frontera con Álava y el Parque Natural del Gorbeia, con el macizo de Itxina como telón de fondo. A menudo, los viajeros que cruzan la autopista AP-68 en dirección a Bilbao pasan por alto este hermoso lugar, concentrados en su destino y olvidando la belleza que se encuentra a su alrededor.
El acceso al valle se puede realizar desde diferentes puntos, siendo el barrio de Murueta una opción popular. Este barrio, ubicado en un alto, ofrece una vista panorámica del valle y está rodeado de un entorno rural donde la ganadería y la agricultura coexisten. La iglesia de San Pedro, con su arquitectura tradicional, es un punto de referencia en la zona, y los visitantes pueden disfrutar de excursiones por los alrededores, donde los pastos y los bosques crean un ambiente tranquilo.
A medida que se avanza hacia el interior del valle, se encuentra la cantera de Orozko, un impresionante agujero en la ladera del monte que destaca en el paisaje. Desde aquí, se puede llegar a Bengoetxea, el barrio más industrial del municipio, donde se encuentran empresas dedicadas a la extracción de áridos y la famosa fábrica de galletas Artiach, que se trasladó a esta ubicación tras las inundaciones de 1983.
Zubiaur, el núcleo principal de Orozko, es otro punto de interés. Aquí se puede visitar la antigua iglesia de San Juan Bautista y el cementerio local, que reflejan la rica historia del valle. La arquitectura medieval también está presente en varias casas torre, como la restaurada casa torre de Torrelanda, que incluye una ferrería y un viejo molino, recordando la importancia de la industria del hierro y la agricultura en la región.
El río Altube, que atraviesa Zubiaur, es un elemento vital del paisaje y de la vida local. A lo largo de su cauce, se pueden observar diversas construcciones históricas y disfrutar de un recorrido que combina naturaleza y patrimonio. La carretera que sigue el curso del río permite a los visitantes explorar el casco histórico de Zubiaur, donde destacan el palacio torre Gil y la nueva iglesia de San Juan.
Continuando el recorrido, se llega a Urigoiti, un punto de encuentro para montañeros y excursionistas que se dirigen al Parque Natural de Gorbeia. La iglesia de San Lorenzo es un lugar ideal para reponer fuerzas antes de iniciar una caminata por los senderos que rodean el macizo de Itxina. En este entorno, el caserío Munukogoikoa, del siglo XVI, es un ejemplo de la arquitectura tradicional de la zona, con su estructura de madera y detalles tallados en las vigas.
El valle de Orozko no solo es un lugar para disfrutar de la naturaleza, sino que también ofrece una rica historia que se remonta a tiempos prehistóricos. El menhir de Kurtzegan, uno de los monolitos más importantes de Euskadi, es testimonio de la presencia humana en la zona desde hace miles de años. A lo largo de los siglos, el valle ha sido habitado y ha evolucionado, dejando un legado cultural que se puede apreciar en sus construcciones y tradiciones.
Para aquellos que buscan escapar del bullicio de la vida urbana, Orozko se presenta como un refugio donde la tranquilidad y la belleza natural se combinan. La oportunidad de explorar este valle escondido invita a los visitantes a detenerse, respirar y disfrutar de cada rincón. La primavera y las estaciones siguientes son momentos ideales para descubrir este enclave, que promete sorprender a quienes se aventuren a conocerlo.
En resumen, el valle de Orozko es un destino que merece ser explorado con calma. Su paisaje, historia y cultura ofrecen una experiencia única que contrasta con la prisa de la vida moderna. Aquellos que se detengan a disfrutar de este rincón de Bizkaia descubrirán un tesoro escondido que seguramente se quedará en su memoria.