Pakistán se enfrenta a una crisis climática sin precedentes, que se ha manifestado de manera devastadora en las últimas semanas. El primer ministro, Shehbaz Sharif, ha señalado que el país es uno de los más vulnerables al cambio climático, y los recientes eventos trágicos han puesto de manifiesto esta realidad. Un alud ocurrido recientemente ha sepultado a quince voluntarios que trabajaban en la limpieza de un canal de riego afectado por inundaciones, resultando en la muerte de ocho de ellos y dejando a otros siete heridos, tres de los cuales se encuentran hospitalizados en la capital de la región de Guilguit-Baltistán.
La situación en Guilguit-Baltistán es alarmante. Este área, que forma parte de la disputada región de Cachemira, ha sido golpeada por un aumento en la frecuencia y severidad de desastres naturales. Las lluvias monzónicas, que alcanzaron su punto máximo el 22 de julio, han provocado el desbordamiento de lagos glaciares, un fenómeno que se ha intensificado debido al calentamiento global. Este deshielo acelerado de glaciares, como el Shipsher, ha llevado a un aumento en el riesgo de aludes y deslizamientos de tierra, lo que ha resultado en la pérdida de vidas y la destrucción de infraestructuras.
Los voluntarios que se encontraban trabajando en el canal de riego de Danyior estaban intentando restaurar el suministro de agua potable a la localidad, que había sido interrumpido por las inundaciones. Sin embargo, el alud que se produjo durante sus labores fue devastador. Según Zubair Ahmed, portavoz de la Autoridad de Gestión de Desastres, las condiciones climáticas extremas de las semanas anteriores habían dañado severamente las carreteras y puentes de la región, complicando aún más los esfuerzos de rescate y recuperación.
La carretera del Karakoram, una vía crucial que conecta Pakistán y China, ha sufrido daños significativos, siendo esta la peor situación desde 2018. Este importante corredor no solo es vital para la comunicación entre ambos países, sino que también es un componente clave del Corredor Económico China-Pakistán, un proyecto estratégico que busca impulsar el desarrollo económico en la región. Sin embargo, la proliferación de desastres naturales ha puesto en riesgo este proyecto y ha llevado a Islamabad a buscar nuevas formas de atraer inversiones extranjeras, especialmente en su provincia de Beluchistán, rica en recursos naturales.
El impacto del cambio climático no se limita a Pakistán. En el vecino Himalaya indio, las autoridades también están lidiando con las consecuencias de las lluvias intensas. La localidad de Dharali ha sido severamente afectada, con al menos cinco muertos y cientos de desaparecidos tras una riada. El Instituto Meteorológico de la India ha atribuido este desastre al desbordamiento de lagos glaciares, un fenómeno que se ha vuelto cada vez más común en la región debido al calentamiento global.
Desde el 26 de junio, más de 300 personas han perdido la vida en Pakistán a causa de incidentes relacionados con las precipitaciones, y miles han sido desplazadas. Las viviendas destruidas y los daños a la infraestructura son un reflejo de la vulnerabilidad del país ante el cambio climático. La combinación de un monzón más intenso y el deshielo de glaciares ha creado un cóctel mortal que amenaza la vida y los medios de subsistencia de millones de personas.
A medida que Pakistán enfrenta estos desafíos, la comunidad internacional observa con preocupación. La situación ha llevado a un aumento en la atención sobre la necesidad de abordar el cambio climático de manera urgente y efectiva. Las iniciativas para mitigar sus efectos y adaptarse a las nuevas realidades climáticas son más necesarias que nunca. Sin embargo, la respuesta del gobierno y la comunidad internacional ha sido insuficiente hasta ahora, y muchos temen que sin una acción decisiva, los desastres naturales seguirán cobrando un alto precio en vidas y recursos.
En medio de esta crisis, el liderazgo de Pakistán también se ha visto involucrado en cuestiones geopolíticas. Recientemente, el jefe de las Fuerzas Armadas de Pakistán, el general Asim Munir, realizó un viaje a Estados Unidos, donde se reunió con líderes políticos y empresariales. Este viaje se produce en un contexto de tensiones regionales y la búsqueda de apoyo internacional para enfrentar los desafíos económicos y climáticos que enfrenta el país. La relación entre Pakistán y Estados Unidos ha sido históricamente compleja, y el reciente aumento de aranceles a India por parte de Estados Unidos ha añadido una nueva capa de tensión a la dinámica regional.
La crisis climática en Pakistán es un recordatorio de que el cambio climático no es solo un problema ambiental, sino también un desafío humanitario y de desarrollo. La necesidad de una respuesta coordinada y efectiva es más urgente que nunca, y el futuro de millones de personas depende de la capacidad de los gobiernos y la comunidad internacional para actuar de manera decisiva ante esta amenaza global.