La reciente firma de un acuerdo entre Israel y Hamas ha generado un rayo de esperanza en medio de un conflicto que ha dejado más de 67,000 víctimas mortales, incluyendo 20,000 niños, y ha devastado la infraestructura de Gaza. Con un 90% de las viviendas dañadas o destruidas y cerca de 55,000 menores en situación de desnutrición aguda, la comunidad internacional observa con atención el desarrollo de este pacto, que busca implementar algunos de los 20 puntos del plan de paz propuesto por Donald Trump. Sin embargo, el camino hacia una paz duradera está lleno de obstáculos que podrían complicar su ejecución.
El acuerdo, alcanzado el jueves, incluye medidas como la retirada del ejército israelí de la Franja de Gaza, la entrada de ayuda humanitaria y el intercambio de prisioneros. A pesar de estas promesas, las negociaciones deben continuar para asegurar una desescalada total del conflicto. La situación se complica aún más por las diferencias internas en el gobierno israelí y las demandas de Hamas, que se niega a desarmarse hasta que se produzca una retirada completa de las fuerzas israelíes.
### Las Dificultades para Israel
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, enfrenta un dilema político significativo. Por un lado, debe cumplir con las exigencias del acuerdo y, por otro, lidiar con las presiones de los miembros más ultraderechistas de su gobierno, quienes se oponen a cualquier concesión hacia los palestinos. La creación de un estado palestino, uno de los puntos más controvertidos del plan de Trump, es inaceptable para muchos de sus aliados políticos. Esto pone a Netanyahu en una posición complicada, ya que cualquier intento de avanzar en el acuerdo podría llevar a la desintegración de su coalición gubernamental.
Netanyahu ha expresado su oposición a varios puntos del plan, especialmente aquellos que abogan por la autodeterminación palestina y la creación de un estado. Esta postura refleja no solo su propia visión política, sino también el sentimiento de una parte significativa de la sociedad israelí que rechaza la idea de un estado palestino. La presión interna es intensa, y cualquier movimiento hacia la paz que implique concesiones podría resultar en una crisis política que amenace su gobierno.
Además, la guerra ha servido como un escudo para Netanyahu, quien enfrenta acusaciones de corrupción. La declaración de un estado de emergencia le ha proporcionado cierta inmunidad, pero esta protección podría desvanecerse si se percibe que está cediendo ante las demandas palestinas. La situación es aún más delicada dado que los ministros ultrareligiosos de su gabinete han manifestado su deseo de anexionar Gaza a Israel, lo que complicaría aún más cualquier intento de alcanzar un acuerdo de paz.
### La Postura de Hamas
Por otro lado, Hamas se encuentra en una posición igualmente complicada. La organización ha dejado claro que no está dispuesta a entregar sus armas hasta que se produzca una retirada total de las fuerzas israelíes de Gaza. Esta exigencia es un punto de fricción en las negociaciones, ya que Israel busca garantías de seguridad antes de considerar cualquier retirada. La falta de confianza entre ambas partes es palpable, y la historia reciente de incumplimientos de acuerdos no ayuda a mejorar la situación.
Hamas también enfrenta la incertidumbre sobre quién gobernará Gaza tras el conflicto. La milicia ha declarado que solo aceptará ceder el poder a una Autoridad Palestina renovada, mientras que el plan de Trump propone que figuras como él y Tony Blair lideren un gobierno de transición. Esta propuesta ha sido recibida con escepticismo por parte de Hamas, que teme que la influencia de líderes occidentales pueda socavar su posición en la región.
La situación es aún más compleja debido a la reciente ruptura del alto el fuego entre Israel y Hamas, que se produjo en marzo durante el Ramadán. Este colapso se debió a acusaciones de incumplimiento por parte de Hamas, lo que ha llevado a un aumento de las hostilidades y ha puesto en peligro cualquier posibilidad de un acuerdo de paz. Hamas utiliza la retención de rehenes como una herramienta de presión sobre el gobierno israelí, lo que añade otra capa de tensión a las negociaciones.
A medida que el mundo observa, el futuro de Gaza y la posibilidad de una paz duradera dependen de la capacidad de ambas partes para superar sus diferencias y encontrar un terreno común. La comunidad internacional juega un papel crucial en este proceso, pero la resolución del conflicto dependerá en última instancia de la voluntad de Israel y Hamas para comprometerse y avanzar hacia un futuro más pacífico.