La economía argentina atraviesa un momento crítico, marcado por la incertidumbre política y económica. En las últimas semanas, el país ha revivido sus crisis con una prima de riesgo disparada, una moneda en caída libre y una fuga de inversiones que refleja el temor a que la agenda del presidente Javier Milei se descarrile. Este escenario se ha visto agudizado por la reciente derrota electoral de Milei en las elecciones provinciales de Buenos Aires, que muchos interpretaron como un plebiscito sobre su gestión. La victoria del peronismo en la provincia más poblada del país ha generado dudas sobre la gobernabilidad y la capacidad de Milei para implementar sus reformas económicas.
La situación se complica aún más con la falta de control de La Libertad Avanza, el partido de Milei, sobre las cámaras legislativas. Esto ha llevado a una creciente preocupación entre los inversores, quienes han comenzado a retirar sus fondos del país. Según Matías Bolis Wilson, economista jefe en la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, la reciente derrota electoral ha disparado una huida del peso y los bonos, lo que ha deteriorado aún más el entorno financiero.
La primera etapa de la presidencia de Milei se caracterizó por un ajuste fiscal drástico, que incluyó el congelamiento del gasto público, despidos masivos de funcionarios y la limitación de la emisión monetaria. Estas medidas buscaban lograr un superávit fiscal primario, algo inédito en la historia reciente de Argentina. Sin embargo, la inflación, que había alcanzado un alarmante 289% interanual en 2024, ha comenzado a moderarse, aunque sigue en niveles de doble dígito. A pesar de estos esfuerzos, la economía no ha mostrado el rebote sostenido que Milei esperaba tras sus recortes.
El ajuste fiscal ha tenido un impacto directo en la actividad económica. Francisco Roch, profesor de Economía en la Universidad Torcuato Di Tella y ex economista del FMI, señala que, aunque el equilibrio fiscal era necesario, la velocidad de las reformas es cuestionable. La falta de dinamismo en el consumo y el aumento del desempleo han comenzado a afectar a las clases más vulnerables, lo que podría generar un descontento social que Milei no puede permitirse.
### La Intervención de EE.UU. y el Futuro de Milei
En medio de esta tormenta económica, la intervención de Estados Unidos ha sido crucial. El Tesoro estadounidense ha ofrecido un swap de 20.000 millones de dólares a Argentina y se ha comprometido a comprar su deuda. Esta ayuda financiera ha sido interpretada como un respaldo a la administración de Milei, quien ha cultivado una relación cercana con Donald Trump. Este apoyo ha logrado calmar temporalmente a los mercados, que habían reaccionado negativamente ante la incertidumbre política y económica.
Sin embargo, la situación sigue siendo delicada. El riesgo país ha alcanzado niveles alarmantes, y la fuga de capitales ha dejado en entredicho la estabilidad del peso argentino. En abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) había acordado un préstamo de 20.000 millones de dólares, pero la construcción de un colchón financiero que se había prometido no se ha materializado. El peso argentino no flota libremente, lo que significa que el Banco Central debe intervenir para evitar una devaluación aún mayor. Esta intervención ha llevado a un gasto insostenible de reservas, lo que plantea serias dudas sobre la viabilidad de las políticas económicas de Milei.
La situación se complica aún más con la necesidad de reformas laborales que requieren apoyo legislativo. Sin un Congreso más favorable, mantener el equilibrio fiscal se vuelve una tarea monumental. La falta de mejoras económicas y el escaso apoyo político podrían llevar a Argentina de vuelta a los desequilibrios que han caracterizado su historia reciente. Los mercados han interpretado esta incertidumbre como una señal de que la estabilidad económica podría ser efímera, lo que ha llevado a una nueva ola de ventas de activos argentinos.
La relación entre Milei y Trump podría ser un factor determinante en el futuro de Argentina. La ayuda estadounidense no solo proporciona un alivio financiero, sino que también puede influir en la percepción de los inversores sobre la estabilidad política del país. Sin embargo, Milei enfrenta el desafío de equilibrar su agenda de reformas con la necesidad de mantener el apoyo popular y político. La pregunta que queda es si podrá calmar la «motosierra» de su política económica lo suficiente como para evitar un colapso total antes de las elecciones legislativas de octubre.