Las piscinas de verano en Orduña han sido escenario de una preocupante serie de incidentes que han llevado al Ayuntamiento a hacer un llamado urgente a la responsabilidad de los usuarios. En el último mes, se han registrado ocho episodios de defecaciones en el agua, lo que ha obligado a cerrar temporalmente las instalaciones para llevar a cabo labores de limpieza y desinfección. Esta situación no solo afecta la salubridad del agua, sino que también interfiere en el disfrute de los bañistas y genera un costo significativo para el municipio.
La administración local ha calificado estos actos como «incívicos» y ha enfatizado que el uso de las piscinas es un privilegio que depende del comportamiento responsable de todos los usuarios. En un comunicado, el Consistorio ha destacado que la situación es «preocupante» y que el bienestar de la comunidad depende de la colaboración de todos. Las piscinas son espacios públicos que deben ser disfrutados de manera compartida, y cualquier acto que comprometa su limpieza y seguridad tiene repercusiones para todos.
**Medidas de Seguridad y Protocolo de Actuación**
Ante la repetición de estos incidentes, el Ayuntamiento ha establecido un protocolo de actuación que se activa inmediatamente tras la detección de defecaciones en el agua. Este protocolo incluye el desalojo del vaso afectado, la retirada manual de los restos visibles y una cloración de choque del agua. Además, se aplican productos desinfectantes y se utiliza un robot automático para limpiar el fondo de la piscina. Este proceso requiere el cierre de las instalaciones por un periodo que puede oscilar entre 24 y 48 horas, dependiendo de la gravedad de la contaminación.
Las autoridades han subrayado que no es lo mismo intervenir en agua previamente tratada que en agua limpia. En casos de heces líquidas o muy dispersas, es esencial realizar una limpieza más exhaustiva para garantizar la eliminación total de cualquier resto biológico. La reapertura de las instalaciones solo se autoriza una vez que se han verificado los niveles de cloro y otros parámetros físico-químicos, asegurando así un entorno seguro para los bañistas.
El Consistorio ha hecho un llamado a las familias para que presten especial atención a los más pequeños y utilicen pañales de agua cuando sea necesario. Esta recomendación es parte de un esfuerzo más amplio para fomentar el civismo y la responsabilidad compartida entre todos los usuarios de las piscinas. El personal de las instalaciones está disponible para ayudar y garantizar el cumplimiento de las normas, pero la colaboración de los bañistas es fundamental para mantener un ambiente saludable.
**Impacto en la Comunidad y el Coste Económico**
Los episodios de defecaciones en las piscinas no solo afectan la salud pública, sino que también tienen un impacto económico significativo. Cada cierre temporal implica costos adicionales para el Ayuntamiento, que deben destinar recursos a la limpieza y desinfección de las instalaciones. Además, estos cierres generan molestias para los usuarios que buscan disfrutar de un tiempo de ocio y descanso en las piscinas.
El Ayuntamiento ha enfatizado que el comportamiento irresponsable de algunos usuarios no solo compromete la salubridad del agua, sino que también afecta a la comunidad en su conjunto. La infraestructura pública está diseñada para ser un espacio de disfrute y es responsabilidad de todos cuidarla. La falta de civismo puede llevar a restricciones más severas en el uso de las instalaciones, lo que afectaría a todos los ciudadanos.
En este contexto, es esencial que la comunidad tome conciencia de la importancia de mantener las piscinas limpias y seguras. La colaboración de todos los usuarios es crucial para evitar que se repitan estos incidentes y para garantizar que las instalaciones puedan seguir funcionando de manera óptima durante la temporada estival. La responsabilidad individual y colectiva es la clave para disfrutar de un espacio que pertenece a todos y que debe ser preservado para las futuras generaciones.
El Ayuntamiento de Orduña continúa trabajando en la promoción de un uso responsable de las instalaciones y en la implementación de medidas que garanticen la seguridad y el bienestar de todos los usuarios. La educación y la concienciación son herramientas fundamentales para lograr un cambio positivo en el comportamiento de los bañistas y asegurar que las piscinas sigan siendo un lugar de disfrute y recreación para todos.