La situación política en España se encuentra en un punto crítico, especialmente para el presidente Pedro Sánchez. Recientes encuestas revelan que un alarmante 71,9% de los ciudadanos desaprueba su gestión, lo que representa una brecha de rechazo de 47,6 puntos en comparación con los que la aprueban. Este descontento ha ido en aumento desde el inicio de su legislatura, lo que plantea serias preguntas sobre su futuro político y la estabilidad de su gobierno.
La comparación con otros líderes políticos, como Donald Trump, pone de manifiesto la gravedad de la situación. Mientras que el 56% de los estadounidenses desaprobaba la gestión de Trump siete meses después de asumir el cargo, la desaprobación hacia Sánchez es significativamente mayor. Esto sugiere que la polarización política en España no está favoreciendo al presidente, quien se enfrenta a un creciente descontento entre sus votantes y la población en general.
**Descontento Generalizado y Demandas de Dimisión**
La encuesta de SocioMétrica destaca que casi el 70% de los españoles desea que Sánchez dimita, y de este grupo, el 80,5% exige que convoque elecciones de inmediato. Este deseo de cambio se extiende incluso a los votantes del PSOE, donde un 31% también pide su dimisión. La falta de apoyo parlamentario y los escándalos de corrupción han contribuido a este clima de desconfianza, lo que ha llevado a que muchos ciudadanos cuestionen la capacidad de Sánchez para gobernar eficazmente.
Además, la gestión de Sánchez ha sido criticada por sus concesiones a partidos independentistas, lo que ha generado un rechazo significativo dentro de su propio partido. Barones socialistas como Emiliano García-Page han expresado su preocupación por las alianzas que Sánchez ha formado, lo que ha llevado a una división interna en el PSOE.
La situación se complica aún más al observar que el 41,8% de los encuestados prefiere a Alberto Núñez Feijóo como nuevo presidente del Gobierno, en comparación con el 32,3% que apoya a Sánchez. Este cambio en la preferencia del electorado indica un giro en la política española, donde la figura de Sánchez se ha debilitado considerablemente.
**Expectativas de Elecciones Anticipadas**
La presión para que se convoquen elecciones anticipadas es palpable. Un 45% de los encuestados desea que las elecciones generales se celebren antes de que termine el año, mientras que un 21,4% prefiere que se realicen a lo largo de 2026. Esta urgencia se ve reflejada especialmente entre los votantes de Vox y del PP, quienes están ansiosos por un cambio en el liderazgo del país.
Sin embargo, la ley electoral española establece que las elecciones deben celebrarse 54 días después de la disolución de las Cortes, lo que limita las opciones de Sánchez para convocar elecciones en el corto plazo. A pesar de esto, un 40,4% de los encuestados cree que Sánchez intentará cumplir su compromiso de agotar la legislatura hasta 2027, lo que podría generar aún más descontento entre la población.
La situación actual plantea un desafío significativo para el presidente, quien se prepara para un nuevo curso político tras sus vacaciones. Su primer acto será un evento sobre cambio climático, donde intentará recuperar el pulso político y unir a sus socios. Sin embargo, la falta de una mayoría parlamentaria para aprobar los presupuestos y otros compromisos clave sigue siendo un obstáculo importante.
La popularidad de Sánchez se sitúa actualmente en un 24,3%, lo que representa un ligero aumento respecto a encuestas anteriores, pero sigue siendo inferior a la de otros líderes políticos. Yolanda Díaz, por ejemplo, tiene una valoración del 28,2%, mientras que Alberto Núñez Feijóo se sitúa en un 27,6%. Esto indica que, a pesar de sus esfuerzos, Sánchez sigue siendo el líder peor valorado por sus propios votantes, lo que complica aún más su posición.
En resumen, la crisis de popularidad de Pedro Sánchez refleja un descontento generalizado entre la población española. La presión para que dimita y convoque elecciones anticipadas es cada vez más fuerte, y su capacidad para recuperar la confianza de los ciudadanos se ve comprometida por la falta de apoyo parlamentario y los escándalos de corrupción. A medida que se acerca el nuevo curso político, el futuro de Sánchez y su gobierno se presenta incierto, con un electorado que anhela un cambio significativo en el liderazgo del país.