La reciente decisión del Gobierno español de aumentar el gasto en defensa ha desatado una serie de reacciones y controversias en el ámbito político. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha expresado su desacuerdo con la inclusión de partidas para la compra de armamento en el plan de defensa presentado por el presidente Pedro Sánchez. Esta situación ha generado tensiones dentro del Gobierno de coalición, donde las diferencias de opinión sobre la política de defensa son evidentes.
### La Apuesta por el Gasto en Defensa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado un incremento significativo en el gasto estructural en defensa, que asciende a 10.471 millones de euros. Esta decisión ha sido criticada por varios sectores, incluyendo a la ministra Yolanda Díaz, quien ha manifestado que Sumar, el partido que representa, no comparte la estrategia de rearme. Díaz ha subrayado la importancia de desarrollar un modelo de defensa europeo que no dependa de Estados Unidos, argumentando que la defensa de Europa debe ser una prioridad sin subordinarse a intereses externos.
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha calificado esta medida como una «cacicada antidemocrática», argumentando que el plan de defensa debería ser sometido a la aprobación del Congreso. Feijóo ha enfatizado que la falta de autorización parlamentaria para el aumento del gasto militar es un incumplimiento de la Ley de Defensa Nacional. Según él, la comparecencia de Sánchez en el Congreso no sustituye la obligación de someter el gasto militar a la votación del Parlamento.
Por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha instado a la OTAN a supervisar el gasto militar en España, sugiriendo que el Gobierno actúa sin la debida transparencia y control. Ayuso ha criticado la gestión del Ejecutivo, afirmando que parece actuar de manera unilateral, sin rendir cuentas a otras instituciones.
### La Compra de Armamento y las Críticas
La polémica se intensificó cuando se conoció que el Gobierno había decidido licitar la compra de 15 millones de balas a una empresa israelí, a pesar de haber renunciado previamente a esta adquisición debido a la escalada del conflicto en Gaza. Esta decisión ha llevado a la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, a acusar al Gobierno de ser «colaboradores necesarios de un genocidio» por continuar con la compra de armamento en medio de una crisis humanitaria. Belarra ha expresado su rechazo a que España participe en la venta de armas a Israel, insistiendo en que el Gobierno debe actuar con responsabilidad y ética.
El debate sobre el gasto en defensa y la compra de armamento refleja una división profunda en la política española. Mientras algunos argumentan que es necesario fortalecer la defensa nacional en un contexto geopolítico complejo, otros advierten sobre las implicaciones éticas y sociales de tales decisiones. La ministra Díaz ha insistido en que el Gobierno debe ser transparente sobre cómo se financiará este aumento en el gasto militar, especialmente en un momento en que el país enfrenta crisis económicas y sociales.
La situación actual plantea interrogantes sobre el futuro de la política de defensa en España y cómo se equilibrarán las necesidades de seguridad con las demandas sociales y éticas. La presión sobre el Gobierno para que explique sus decisiones y rinda cuentas a la ciudadanía es cada vez mayor, y la respuesta a estas críticas podría definir la estabilidad del actual Ejecutivo y su capacidad para gobernar en un entorno cada vez más polarizado.