La política vasca se encuentra en un momento crucial con respecto al debate sobre un nuevo estatus de autogobierno. Los partidos PNV, EH Bildu y PSE han iniciado un diálogo reservado para establecer las bases de un nuevo pacto estatutario que reconozca la identidad nacional vasca. Sin embargo, este proceso enfrenta un obstáculo significativo: el derecho a decidir.
En las últimas semanas, los líderes de estos partidos han estado trabajando en la búsqueda de un consenso sobre el futuro marco jurídico que debería actualizar el Estatuto de Gernika. Este nuevo texto no solo debe reflejar la identidad nacional vasca, sino también modernizar el funcionamiento de la autonomía y recoger nuevos derechos sociales para la ciudadanía. A pesar de los avances, el debate sobre el derecho a decidir se ha convertido en un punto de fricción, especialmente para los socialistas, quienes advierten que cualquier propuesta que suponga una normativa unilateral podría llevar al fracaso del proceso.
El contexto actual es complejo, ya que la pulsión soberanista ha disminuido en la sociedad vasca, lo que ha llevado a los partidos a replantear sus estrategias. En lugar de centrarse exclusivamente en lo identitario, se busca un enfoque que priorice la modernización del autogobierno y la inclusión de derechos sociales. La reactivación de la ponencia de autogobierno en el Parlamento Vasco se presenta como un paso necesario para avanzar en este debate, partiendo del trabajo realizado en legislaturas anteriores.
Los líderes de PNV y EH Bildu han señalado que ya existe un acuerdo sobre un «perímetro» de discusión, lo que sugiere que hay un entendimiento considerable sobre la necesidad de reforzar el autogobierno vasco dentro del marco del pacto con el Estado. Sin embargo, la presión para lograr resultados eficaces debe ser manejada con cautela para evitar generar falsas expectativas que puedan llevar a la frustración.
Uno de los elementos clave en este proceso es la aceptación de la identidad nacional vasca. Aunque el Estatuto de Gernika ya reconoce al Pueblo Vasco como una expresión de su nacionalidad, la incorporación de este concepto en el nuevo acuerdo no está exenta de controversia. El PSE, aunque abierto a la discusión, se opone a que esta realidad nacional implique un sujeto jurídico de soberanía, lo que complica aún más el diálogo.
El principio de legalidad se ha convertido en el caballo de batalla en este debate. Los nacionalistas buscan una redacción que permita diferentes interpretaciones, mientras que los socialistas insisten en que cualquier avance debe respetar la Constitución. La idea de soberanías compartidas se presenta como un horizonte posible, pero la cuestión radica en cómo lograr un encaje viable que no sea meramente retórico.
El derecho de autodeterminación, a menudo considerado el «elefante en la habitación», sigue siendo un tema delicado. Tanto PNV como EH Bildu reconocen la necesidad de impulsar el debate sobre mecanismos jurídicos que faciliten consultas sobre contenciosos soberanistas, pero EH Bildu advierte que es poco realista esperar una solución a corto plazo a través de vías europeas.
El PP, por su parte, ha dejado claro que no participará en el proceso negociador si implica un aumento del nacionalismo o cuestiona la soberanía constitucional. Esto añade una capa adicional de complejidad al debate, ya que los populares interpretan que ya ha habido un acuerdo preliminar entre Sánchez y el PNV sobre el reconocimiento nacional de Euskadi.
La pregunta que persiste es si es posible alcanzar un pacto sin un acuerdo claro sobre el derecho a decidir. Los nacionalistas creen que el momento es propicio, dado el contexto político actual en el que el Gobierno de Pedro Sánchez depende de los apoyos de los nacionalistas en el Parlamento. Este escenario se presenta como una oportunidad histórica que no se repetirá fácilmente.
En resumen, el debate sobre el nuevo estatus de autogobierno en Euskadi está en marcha, pero enfrenta desafíos significativos. La búsqueda de un consenso que respete la diversidad de opiniones y que al mismo tiempo avance en el reconocimiento de la identidad nacional vasca es un proceso complejo que requiere tiempo y diálogo.