La inflación en España ha experimentado un ligero repunte en septiembre, alcanzando una tasa del 2,9%, según los datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este aumento, aunque moderado, marca el nivel más alto desde febrero, cuando la inflación se situó en un 3%. A pesar de este incremento, los economistas prevén que la tendencia general será a la baja en los próximos meses, lo que podría llevar a una media anual del 2,6% para 2025.
**Factores Detrás del Aumento Inflacionario**
El reciente aumento en la inflación se debe principalmente a la comparación interanual de los precios de la electricidad y los combustibles. En septiembre de 2024, los precios del petróleo estaban notablemente bajos, lo que permitió una reducción significativa en los precios de los carburantes. Este año, la situación es diferente, ya que los precios de la electricidad y las gasolinas han disminuido menos que en el mismo mes del año anterior. Este fenómeno ha llevado a un aumento en la tasa de inflación, aunque se espera que esta tendencia se modere en el futuro.
En términos mensuales, la inflación se ha moderado en cuatro décimas entre agosto y septiembre de 2025, lo que representa el mayor descenso desde septiembre de 2024. Este dato, aunque positivo, es considerado habitual para esta época del año y no se traduce necesariamente en un cambio significativo en la tendencia inflacionaria.
La inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y los alimentos frescos, también ha mostrado un ligero descenso, quedando en un 2,3%. Este indicador es crucial, ya que refleja las tendencias de fondo de los precios y ha permanecido relativamente estable durante el año, oscilando entre el 2% y el 2,4%. La estabilidad de la inflación subyacente sugiere que, a pesar de los repuntes temporales, la economía podría estar en un camino hacia una moderación más sostenida.
**Perspectivas Económicas y Comportamiento del Mercado**
A medida que se analizan los datos inflacionarios, es importante considerar el comportamiento de los precios en diferentes sectores. Según María Jesús Fernández de Funcas, los servicios, tanto turísticos como no turísticos, han mantenido precios elevados, lo que podría estar vinculado a las recientes subidas salariales. Este aumento en los costos de los servicios puede contribuir a la presión inflacionaria, a pesar de que otros sectores, como el de los alimentos, han mostrado signos de moderación.
En agosto, los precios de los alimentos se incrementaron en un 2,4%, lo que representa una desaceleración en comparación con el mes anterior. Sin embargo, este aumento fue influenciado por la reducción de precios en frutas y aceite de oliva, lo que podría haber enmascarado el aumento en otros productos alimenticios. La falta de detalles en los datos del INE dificulta la evaluación precisa de si esta moderación es un fenómeno temporal o si indica una tendencia más amplia.
Los economistas son cautelosos pero optimistas respecto a las proyecciones inflacionarias para el resto del año. Se espera que la inflación comience a descender gradualmente, lo que podría llevar a una media anual del 2,6% para 2025. Esta cifra es solo ligeramente inferior a la del año anterior, lo que sugiere que, aunque la inflación está bajo control, todavía hay factores que podrían causar fluctuaciones en el corto plazo.
En resumen, el reciente repunte en la inflación en España es un recordatorio de la complejidad de los factores que influyen en la economía. A medida que se espera una moderación en los precios, es crucial seguir de cerca las tendencias en los sectores de servicios y alimentos, ya que estos serán determinantes en la evolución de la inflación en los próximos meses. La economía española parece estar en una fase de ajuste, y las decisiones políticas y económicas que se tomen en este contexto serán fundamentales para garantizar una estabilidad a largo plazo.