Las elecciones presidenciales en Polonia han captado la atención de Europa y del mundo, ya que los ciudadanos se preparan para una reñida segunda vuelta que podría redefinir el futuro político del país. En esta contienda se enfrentan Rafal Trzaskowski, el actual alcalde de Varsovia y candidato de la Coalición Cívica, y Karol Nawrocki, un historiador respaldado por el partido ultranacionalista Ley y Justicia (PiS). Las encuestas indican que el resultado será muy ajustado, lo que añade un aire de incertidumbre a la jornada electoral.
La primera vuelta de las elecciones, celebrada el 18 de mayo, mostró un panorama dividido. Trzaskowski obtuvo el 31,36% de los votos, mientras que Nawrocki le siguió de cerca con un 29,54%. Esta cercanía en los resultados refleja un cambio en el panorama político polaco, donde la polarización entre liberales y nacionalistas ha alcanzado niveles sin precedentes. La participación en la primera vuelta fue notable, alcanzando un 67,31%, y se espera que en esta segunda ronda la afluencia de votantes sea aún mayor, con casi 30 millones de ciudadanos llamados a las urnas.
### Un Contexto Político Tenso
La situación política en Polonia ha estado marcada por la tensión entre el actual presidente Andrzej Duda, del PiS, y el primer ministro Donald Tusk, líder de la Coalición Cívica. Duda ha utilizado su poder de veto para bloquear varias reformas propuestas por Tusk, lo que ha llevado al Gobierno a un punto muerto. La victoria de Trzaskowski podría significar un respiro para el Gobierno de coalición, permitiendo avanzar en reformas que han sido obstaculizadas, como la reforma judicial y la liberalización de la ley del aborto.
Por otro lado, una victoria de Nawrocki fortalecería al PiS y su agenda ultranacionalista, lo que podría tener repercusiones significativas en la política polaca y en su relación con la Unión Europea. Nawrocki, quien ha expresado admiración por el expresidente estadounidense Donald Trump, ha prometido mantener una postura firme en temas de inmigración y relaciones exteriores, lo que podría llevar a un mayor aislamiento de Polonia en el contexto europeo.
La polarización entre los dos candidatos no solo se refleja en sus propuestas políticas, sino también en el apoyo que han recibido de diferentes sectores de la sociedad. Trzaskowski ha logrado atraer a votantes de izquierda y progresistas, mientras que Nawrocki ha consolidado su base entre los votantes de extrema derecha y nacionalistas. Este fenómeno ha llevado a una fragmentación del electorado, donde los votantes de partidos menores han comenzado a jugar un papel crucial en el resultado final.
### La Influencia de la Extrema Derecha
Uno de los aspectos más destacados de esta elección es el ascenso de la extrema derecha en Polonia. En la primera vuelta, el candidato del partido ultra Confederación, Slawomir Mentzen, obtuvo un 14,5% de los votos, mientras que el nacionalista extremista Grzegorz Braun alcanzó un 6,3%. La suma de estos porcentajes, junto con el apoyo a Nawrocki, indica que las fuerzas de derecha superan el 50% del electorado. Esto plantea un desafío significativo para Trzaskowski, quien debe atraer a los votantes que se inclinaron por estos candidatos de extrema derecha si desea asegurar su victoria.
La socióloga polaca Maria Skóra ha señalado que el duopolio entre liberales y nacionalistas está comenzando a desmoronarse, lo que sugiere que la política polaca está en un punto de inflexión. La aparición de nuevos actores políticos y el descontento con las opciones tradicionales están llevando a los votantes a explorar alternativas, lo que podría tener un impacto duradero en las futuras elecciones.
Nawrocki, quien ha hecho campaña con el lema «Polonia primero, los polacos primero», ha prometido priorizar los intereses nacionales sobre las presiones externas, especialmente en lo que respecta a la Unión Europea. Su postura ha resonado con un electorado que se siente cada vez más desconectado de las instituciones europeas y que busca un liderazgo que refleje sus preocupaciones y aspiraciones.
En este contexto, la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Polonia no solo es un enfrentamiento entre dos candidatos, sino también un reflejo de las tensiones más amplias que están moldeando el futuro del país. La decisión que tomen los votantes hoy podría tener repercusiones significativas no solo para Polonia, sino también para el equilibrio político en Europa en los años venideros.