La relación entre la realeza y los perros ha sido un tema recurrente a lo largo de la historia, y en la actualidad, esta conexión sigue siendo evidente en las familias reales de Europa. Desde la reina Camila de Inglaterra hasta los reyes de los Países Bajos, los perros no solo son mascotas, sino también compañeros entrañables que forman parte de la vida cotidiana de estos monarcas. A continuación, exploraremos cómo diferentes casas reales han integrado a los perros en sus vidas y tradiciones.
### La Reina Camila y su Nuevo Compañero
Recientemente, la reina Camila de Inglaterra ha dado un giro a la tradición canina de la familia real al optar por adoptar un perro de una protectora de animales en lugar de seguir la costumbre de criar corgis, que fue emblemática durante el reinado de Isabel II. Su nuevo cachorro, llamado Moley, es una mezcla de jack russell terrier y otras razas, lo que refleja un enfoque más moderno y humanitario hacia la tenencia de mascotas. Camila ha expresado que Moley tiene un carácter juguetón y cariñoso, lo que ha traído alegría a su hogar.
La decisión de la reina de adoptar en lugar de comprar un perro de raza pura ha sido bien recibida por los defensores de los derechos de los animales, quienes ven en este gesto una forma de promover la adopción de mascotas y la importancia de rescatar animales en lugar de contribuir a la cría comercial. Además, el hecho de que Moley sea un perro sin pedigrí resalta la idea de que el amor y la lealtad no dependen de la raza, sino del vínculo que se establece entre el animal y su dueño.
### La Tradición de los Perros en Otras Familias Reales
La familia real británica no es la única que ha mostrado un amor especial por los perros. En otras casas reales de Europa, los caninos también ocupan un lugar destacado. Por ejemplo, Sarah Ferguson, exesposa del príncipe Andrés, ha compartido que se comunica con Isabel II a través de los corgis que heredó, Muick y Sandy. Esta conexión emocional demuestra cómo los perros pueden ser un puente entre generaciones y un recordatorio de aquellos que han partido.
En el caso de la familia real española, el rey Felipe VI y la reina Letizia han optado por tener labradores como mascotas. Sara y Jan son los nombres de los dos labradores que viven en el Palacio de la Zarzuela, y son conocidos por ser los compañeros de juego de las princesas Leonor y Sofía. La reina Sofía, reconocida por su amor hacia los animales, ha sido una defensora activa de la adopción y el bienestar animal, lo que resalta el compromiso de la familia real con la causa.
En los Países Bajos, los reyes Guillermo Alejandro y Máxima han compartido su hogar con varios perros, incluyendo a Skipper y Nala, dos labradores que han sido parte de la familia desde hace años. La llegada de un nuevo miembro, un caniche llamado Mambo, ha añadido aún más alegría a su hogar. Esta familia real ha demostrado que los perros son una parte integral de su vida familiar, participando en actividades y celebraciones junto a sus hijos.
La familia real danesa también ha tenido su cuota de amor canino. Los entonces príncipes Federico y María recibieron a Ziggy, una border collie, como regalo de bodas. Tras su fallecimiento, adoptaron a Grace, otra border collie, y han continuado con la tradición de tener perros en su hogar. La reina Margarita de Dinamarca, por su parte, tiene tres perros, entre ellos un salchicha llamado Tilla, que ha llegado a ser tan querido que ha sido incluido en su sarcófago de cristal, un gesto que muestra el profundo vínculo que puede existir entre un ser humano y su mascota.
### La Diversidad de Razas y Personalidades
Cada familia real tiene sus preferencias en cuanto a razas de perros, lo que refleja no solo su estilo de vida, sino también sus personalidades. Por ejemplo, los príncipes de Suecia, Victoria y Daniel, cuidan de Río, un cruce de cavalier king charles spaniel y poodle, mientras que los príncipes Haakon y Mette-Marit de Noruega tienen un labradoodle llamado Milly. Esta diversidad de razas muestra que no hay un único tipo de perro que se adapte a la realeza, sino que cada uno elige a su compañero según sus gustos y necesidades.
En el Reino Unido, el cocker spaniel negro de los príncipes Guillermo y Catalina, llamado Orla, también es un ejemplo de cómo los perros pueden ser parte de la vida familiar, participando en actividades al aire libre y en eventos familiares. La presencia de estos animales no solo aporta alegría, sino que también ayuda a humanizar a las figuras reales, mostrando que, a pesar de su estatus, comparten experiencias cotidianas con sus mascotas.
La relación entre la realeza y los perros es un reflejo de la conexión emocional que muchos sienten hacia sus animales. A través de la adopción, el cuidado y el amor hacia estos compañeros de cuatro patas, las familias reales de Europa demuestran que, independientemente de su posición, todos pueden encontrar consuelo y alegría en la compañía de un perro.