La memoria histórica en España ha cobrado un nuevo impulso con la reciente identificación de seis víctimas de la prisión franquista de Orduña, en Bizkaia. Este proceso, liderado por Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, ha permitido que los restos de estas personas sean devueltos a sus familias, un acto que no solo busca reparar el dolor de las pérdidas, sino también reconocer y dignificar la memoria de aquellos que sufrieron durante la dictadura.
**Identificación de Restos y Entrega a las Familias**
En un esfuerzo por recuperar la memoria de las víctimas del franquismo, Gogora ha logrado identificar genéticamente los restos de seis personas que fueron exhumadas del cementerio de Orduña en campañas realizadas entre 2022 y 2024. Estas identificaciones son parte de un proyecto más amplio que busca dar respuesta a las familias que han estado buscando a sus seres queridos desaparecidos desde la Guerra Civil española. Entre los identificados se encuentran José Gómez Narváez, Manuel Vivas Fernández, José Pozo García, Antonio Bootello Negrete, Aquilino Flores Bautista y Zoilo Villar Toledo, todos ellos con historias trágicas que reflejan el sufrimiento de miles de prisioneros durante el régimen franquista.
El proceso de identificación se basa en la comparación de muestras de ADN de los restos con las de sus descendientes. Este método ha permitido que, hasta la fecha, se hayan identificado un total de 17 restos de un total de 93 que se espera recuperar. La importancia de este trabajo radica no solo en la identificación de los cuerpos, sino también en la posibilidad de cerrar ciclos familiares que han permanecido abiertos durante décadas.
La entrega de los restos a las familias se llevará a cabo en Badajoz y Málaga, donde se espera que la consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José, y el director de Gogora, Alberto Alonso, estén presentes para acompañar a las familias en este emotivo momento. Este acto no solo simboliza la recuperación de la memoria, sino también un paso hacia la reconciliación y el reconocimiento de las injusticias sufridas por aquellos que fueron perseguidos y encarcelados.
**El Contexto Histórico de la Prisión de Orduña**
La prisión de Orduña, que operó entre 1939 y 1941, fue un lugar emblemático de la represión franquista. Originalmente establecido como un campo de concentración en 1937, se convirtió en una prisión central donde al menos 225 personas perdieron la vida en condiciones infrahumanas. Las condiciones de vida en este lugar eran extremadamente duras, con hacinamiento, falta de alimentos y enfermedades que causaron la muerte de muchos prisioneros.
Los prisioneros eran en su mayoría de origen extremeño, lo que ha llevado a Gogora a hacer un llamado a las familias de esta región para facilitar futuras identificaciones. De los 225 prisioneros fallecidos, más de la mitad eran de Badajoz, lo que subraya la necesidad de un enfoque regional en la búsqueda de familiares y la recuperación de la memoria histórica. Este esfuerzo se enmarca dentro del Programa de Búsqueda e Identificación de Personas Desaparecidas de la Guerra Civil, que busca no solo identificar a las víctimas, sino también educar a las nuevas generaciones sobre los horrores de la guerra y la dictadura.
La labor de Gogora, junto con la Sociedad de Ciencias Aranzadi y el laboratorio genético de la UPV/EHU Biomics, ha sido fundamental para llevar a cabo estas exhumaciones y análisis. La colaboración entre estas instituciones ha permitido avanzar en la identificación de víctimas y en la creación de un Banco de ADN que facilitará futuras identificaciones. Este esfuerzo conjunto es un ejemplo de cómo la ciencia y la memoria histórica pueden trabajar de la mano para sanar heridas del pasado.
La identificación de estas seis nuevas víctimas es un paso significativo en el camino hacia la justicia y la reparación. Cada historia de vida recuperada es un recordatorio de la necesidad de seguir luchando por la verdad y la memoria, y de garantizar que las injusticias del pasado no se repitan en el futuro. La labor de Gogora y de todas las instituciones involucradas es un testimonio del compromiso de la sociedad española con la memoria histórica y los derechos humanos, y un llamado a seguir adelante en la búsqueda de justicia para todas las víctimas del franquismo.