Un operativo militar en la Amazonía ecuatoriana se tornó en una tragedia el pasado viernes, dejando un saldo devastador de doce muertos, entre los que se encuentran once miembros de las fuerzas armadas. Este ataque, que el Ejército ecuatoriano atribuye a los Comandos de la Frontera, un grupo disidente de la antigua guerrilla de las FARC, ha desatado una ola de condenas y luto nacional en el país.
La emboscada ocurrió en Alto Punino, una región que ha visto un aumento en la actividad de la minería ilegal en los últimos años. Esta zona, ubicada en la cuenca alta del río Punino, se encuentra en la frontera entre las provincias de Napo y Orellana, y ha sido un punto caliente para los campamentos de mineros ilegales que buscan oro en la selva amazónica. La situación se ha vuelto crítica, ya que la minería ilegal no solo afecta el medio ambiente, sino que también está ligada a la violencia y el crimen organizado.
### El operativo militar y la emboscada
El Ejército ecuatoriano había desplegado un contingente de 80 militares de la Brigada de Selva 19 Napo en la región, con la intención de desmantelar las operaciones de minería ilegal. Sin embargo, uno de los equipos fue emboscado con explosivos, granadas y fusiles, lo que resultó en la muerte de once soldados y dejó a uno más herido. Según el comunicado del Ejército, el ataque fue perpetrado por los Comandos de la Frontera, quienes han sido señalados como responsables de la violencia en la región.
Los Comandos de la Frontera, que surgieron en 2017 tras los acuerdos de paz con las FARC, han estado involucrados en actividades delictivas como el narcotráfico y la minería ilegal. Este grupo criminal, que cuenta con aproximadamente mil combatientes, ha expandido su influencia en áreas fronterizas, incluyendo Ecuador. Sin embargo, en un mensaje divulgado por medios colombianos, el grupo negó su responsabilidad en la emboscada, sugiriendo que otros actores criminales ecuatorianos podrían estar detrás del ataque.
La situación en la frontera entre Ecuador y Colombia es compleja, con múltiples grupos armados operando en la región. La violencia ha aumentado en los últimos años, y el narcotráfico ha sido un factor clave en la desestabilización de estas áreas. La emboscada en Alto Punino es un claro ejemplo de cómo la lucha contra la minería ilegal y el narcotráfico puede resultar en enfrentamientos mortales entre las fuerzas del orden y grupos criminales.
### Reacciones y luto nacional
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, declaró tres días de luto nacional en honor a los militares caídos, a quienes describió como héroes nacionales. En un mensaje en redes sociales, Noboa prometió que se encontrarán a los responsables y que se les hará justicia. Esta declaración refleja la gravedad de la situación y la determinación del gobierno ecuatoriano de combatir la violencia y el crimen organizado que ha asolado al país.
El ministro de Defensa de Colombia, Pedro Arnulfo Sánchez, también condenó el ataque, describiéndolo como un acto brutal perpetrado por disidencias de las FARC. Sánchez enfatizó que estos eventos no solo afectan a Ecuador, sino que son un problema que trasciende fronteras y que requiere una respuesta coordinada entre los países de la región.
La Embajada de Estados Unidos en Ecuador también se pronunció, condenando el ataque y reafirmando su apoyo al país en la lucha contra el crimen organizado. Este respaldo internacional es crucial en un momento en que Ecuador enfrenta una creciente ola de violencia relacionada con el narcotráfico y otros delitos.
La minería ilegal ha sido un tema candente en Ecuador, con informes que indican que esta actividad ha devastado casi 1.500 hectáreas de bosques en la región del río Punino desde 2019. La búsqueda de oro ha atraído a numerosos grupos criminales, que ven en esta actividad una oportunidad lucrativa. La situación se complica aún más por la falta de control estatal en áreas remotas, donde la presencia de las fuerzas del orden es limitada.
El conflicto armado interno declarado en Ecuador desde 2024 ha llevado al gobierno a tomar medidas más drásticas para combatir el crimen organizado. Sin embargo, la emboscada en Alto Punino pone de manifiesto los desafíos que enfrenta el país en su lucha contra la violencia y la criminalidad. La combinación de narcotráfico, minería ilegal y grupos armados ha creado un entorno peligroso, no solo para las fuerzas de seguridad, sino también para las comunidades locales que sufren las consecuencias de esta violencia.
La situación en la Amazonía ecuatoriana es un recordatorio de la complejidad de los problemas que enfrenta el país. La lucha contra la minería ilegal y el narcotráfico no solo es una cuestión de seguridad, sino también de protección del medio ambiente y de las comunidades que dependen de la selva para su subsistencia. A medida que Ecuador continúa enfrentando estos desafíos, la necesidad de una respuesta integral y coordinada se vuelve cada vez más urgente.