La precisión en la conducción es fundamental, tanto para la seguridad de los conductores como para el cumplimiento de las normativas de tráfico. Sin embargo, un aspecto que a menudo se pasa por alto es la fiabilidad del velocímetro del coche. Muchos conductores se preguntan si realmente pueden confiar en la velocidad que indica este dispositivo. La respuesta, sorprendentemente, es que no. Los velocímetros, ya sean analógicos o digitales, tienden a mostrar una velocidad superior a la real, lo que puede tener implicaciones significativas para quienes buscan evitar sanciones por exceso de velocidad.
La normativa europea establece que los velocímetros deben indicar una velocidad que nunca sea inferior a la velocidad real del vehículo. Esto significa que, en la práctica, los fabricantes de automóviles están obligados a calibrar los velocímetros de tal manera que siempre marquen una velocidad mayor a la que realmente se está alcanzando. Esta regla tiene como objetivo reducir la velocidad de los vehículos en circulación, promoviendo así una conducción más segura.
Para entender mejor esta cuestión, es importante conocer cómo se mide la velocidad en un coche. Los vehículos utilizan sensores magnéticos ubicados en el eje de la transmisión y en las ruedas para calcular la velocidad de rotación. Esta información se traduce en la lectura del velocímetro, pero el margen de error establecido por la normativa puede ser considerable. Por ejemplo, si el velocímetro marca 120 km/h, la velocidad real podría estar entre 104 y 120 km/h. Esto significa que un conductor podría pensar que está circulando a la velocidad máxima permitida, cuando en realidad está a una velocidad inferior.
Este fenómeno se agrava en situaciones donde el límite de velocidad es más alto. En autopistas, donde el límite es de 120 km/h, la discrepancia puede ser aún más notable. Por lo tanto, es posible que muchos conductores se sientan seguros al pensar que están cumpliendo con las normas, cuando en realidad están excediendo la velocidad permitida sin saberlo.
Además de la normativa, hay otros factores que pueden influir en la precisión del velocímetro. El estado de los neumáticos, por ejemplo, puede alterar la lectura. Si los neumáticos están desgastados o no tienen la presión adecuada, esto puede afectar la velocidad real en hasta 2 km/h. Por lo tanto, mantener los neumáticos en buen estado es crucial no solo para la seguridad, sino también para la precisión del velocímetro.
Una forma de comprobar la inexactitud del velocímetro es a través de un GPS. Los dispositivos de navegación utilizan señales de satélites para calcular la velocidad, y suelen ser mucho más precisos que los velocímetros. Al comparar la velocidad indicada por el GPS con la del velocímetro, los conductores pueden tener una idea clara de cuánto los está engañando su vehículo. En muchos casos, el GPS mostrará una velocidad inferior a la que indica el velocímetro, lo que puede ser un llamado de atención para los conductores sobre la necesidad de ser más conscientes de su velocidad real.
A pesar de la discrepancia en las lecturas, las multas por exceso de velocidad siguen siendo una de las infracciones más comunes en las carreteras. En España, se imponen más de 2 millones de multas al año por esta causa, lo que representa casi dos de cada tres sanciones relacionadas con la conducción. Esto subraya la importancia de ser conscientes de la velocidad real a la que se circula, especialmente en un contexto donde los radares también tienen un margen de error.
En conclusión, aunque los velocímetros son herramientas útiles para los conductores, es fundamental entender que no siempre reflejan la velocidad real del vehículo. La normativa europea y otros factores técnicos contribuyen a esta inexactitud, lo que puede llevar a los conductores a subestimar su velocidad. Por lo tanto, es recomendable utilizar dispositivos adicionales, como un GPS, para tener una mejor idea de la velocidad a la que realmente se está conduciendo. La seguridad en la carretera depende de una conducción informada y responsable, y conocer la verdad detrás del velocímetro es un paso esencial en esa dirección.