La situación en Siria ha sido un campo de batalla no solo para las fuerzas locales, sino también para potencias extranjeras que buscan expandir su influencia en la región. Desde el inicio de la guerra civil, el país ha sido testigo de la intervención de múltiples actores, entre ellos Rusia, Irán, Turquía e Israel. Cada uno de estos países ha jugado un papel crucial en el desarrollo del conflicto, y las recientes dinámicas entre Turquía e Israel han añadido una nueva capa de complejidad a la ya volátil situación.
### La Intervención Turca y su Impacto en el Conflicto
Desde 2016, Turquía ha llevado a cabo varias operaciones militares en el norte de Siria, justificadas por la necesidad de contener a las fuerzas kurdas que considera hostiles. La ofensiva terrestre de agosto de ese año, que contó con el apoyo del Ejército Nacional Sirio, un grupo de opositores islamistas, resultó en la conquista de provincias estratégicas. Esta acción no solo buscaba establecer una «zona de seguridad», sino que también resultó en la limpieza étnica de miles de kurdos y yazidíes, lo que ha generado críticas internacionales y ha exacerbado las tensiones en la región.
El reciente ascenso de Ahmed al Sharaa como líder interino de Siria ha llevado a un cambio en la dinámica de poder. Con el respaldo turco, al Sharaa logró derrocar al régimen de Bashar al Asad en un tiempo récord. Su gobierno ha buscado establecer relaciones más estrechas con Ankara, discutiendo mecanismos para garantizar la seguridad y el desarrollo económico del país. Sin embargo, la relación entre Turquía e Israel se ha vuelto cada vez más tensa, especialmente tras los ataques aéreos israelíes en territorio sirio, que han herido a soldados y civiles, incluyendo aquellos en bases que Turquía pretendía reparar.
### La Respuesta Israelí y el Juego Geopolítico
Israel, por su parte, ha mantenido una postura activa en Siria, llevando a cabo bombardeos regulares contra objetivos iraníes y de Hizbulah. La caída de Bashar al Asad ha permitido a Israel actuar con mayor libertad, destruyendo bases y almacenes de armas que podrían ser utilizados en futuras hostilidades. La reciente escalada de violencia, que incluyó un ataque directo iraní en respuesta a un bombardeo israelí, ha llevado a un aumento de las tensiones entre ambos países.
El primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, ha dejado claro que cualquier intento de Turquía de establecer bases en Siria sería considerado una amenaza inaceptable. En este contexto, Azerbaiyán ha surgido como un mediador clave, buscando desescalar las tensiones entre Turquía e Israel. Las reuniones entre oficiales de ambos países en Bakú han sido un intento de establecer un marco para evitar incidentes indeseados en el espacio aéreo sirio, lo que podría llevar a un conflicto más amplio.
A pesar de los esfuerzos de mediación, la situación sigue siendo extremadamente volátil. Los analistas advierten que la retórica belicosa y las acciones militares de ambos lados podrían desestabilizar aún más la región. La estrategia de Turquía, que busca convertir a Siria en un protectorados regional, es vista con recelo por Israel, que teme que esto pueda facilitar el establecimiento de fuerzas hostiles en sus fronteras.
### La Búsqueda de un Equilibrio en un Contexto de Conflicto
La complejidad del conflicto sirio se ve agravada por la multiplicidad de actores involucrados y sus intereses divergentes. Mientras que Turquía busca expandir su influencia y asegurar su frontera sur, Israel se esfuerza por mantener su seguridad y evitar que fuerzas hostiles se asienten cerca de su territorio. La reciente visita de Ahmed al Sharaa a Turquía para discutir cooperación militar y la oferta de Ankara para entrenar al nuevo ejército sirio son indicativos de cómo la dinámica de poder está cambiando en la región.
Sin embargo, el compromiso de al Sharaa de no combatir contra Israel, a pesar de su pasado yihadista, plantea interrogantes sobre la viabilidad de esta nueva relación. La reconciliación interna en Siria es cuestionada por las continuas matanzas y enfrentamientos entre diferentes grupos étnicos y religiosos, lo que complica aún más la situación.
A medida que las tensiones entre Turquía e Israel continúan aumentando, la comunidad internacional observa con preocupación. La posibilidad de un conflicto abierto en Siria podría tener repercusiones no solo para la región, sino también para la estabilidad global. La mediación de Azerbaiyán, aunque prometedora, enfrenta el desafío de equilibrar los intereses de ambas naciones en un entorno cada vez más hostil. La situación en Siria sigue siendo un recordatorio de las complejidades del poder geopolítico y de cómo las decisiones de unos pocos pueden afectar a millones.